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La presión insoportable

Según confirman algunos testigos y defiende el juez Penalva, Pedro Horrach ha estado sucesivamente en un escaso margen de tiempo...

La presión insoportable

Según confirman algunos testigos y defiende el juez Penalva, Pedro Horrach ha estado sucesivamente en un escaso margen de tiempo en la investigación del caso Cursach, aunque sea de una forma no oficial, y en la defensa de los investigados. Testigos que acudieron a él para contarle las supuestas prácticas del magnate, protegidos por el secreto del sumario y por su intachable reputación y prestigio en el Ministerio Público, ven ahora estupefactos cómo el hasta hace poco fiscal anticorrupción conoce en su nueva función de abogado defensor su identidad y detalles de las denuncias que presentaron. Una circunstancia aterradora si se tiene en cuenta que en este caso ya hay personas encarceladas por amenazar y hostigar a testigos y que incluso el fiscal Subirán y el propio juez Penalva también han sido amenazados, ridiculizados en público sin que los protejan ni sus propios superiores y sobre ellos pesa ahora una presión insoportable.

La dualidad de Horrach puede cambiar el curso de los acontecimientos y, sobre todo, debilita la confianza que los testigos de cargo depositaron en la justicia. Recordemos que la investigación del caso, al menos por el auto de prisión del magnate, se sustenta en la fuerza y coincidencia de los testimonios presentados. Las denuncias que ha recogido el instructor tienen indicios de credibilidad por la gran cantidad de veces que se repiten y porque pivotan sobre dos asuntos. El primero es que Cursach hostigaba a la competencia hasta que la eliminaba y podía trabajar en régimen de monopolio. Y el segundo es que contaba con el favor de las policías locales de Palma y Calvià. Pero sin garantías, pronto nos contarán que los testigos han perdido la memoria.

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