La fiscalía Anticorrupción, en un escrito que firma Miguel Ángel Subirán, solicita una condena de tres años de prisión a Pedro Rosselló Cursach, el sobrino del magnate de la noche, a quien acusa de un delito de amenazas. En concreto, se le acusa de haber amenazado a una mujer, extrabajadora de Cursach, que ha declarado como testigo protegida en la causa. El acusado se encuentra en prisión desde hace varios meses. El pasado lunes la Audiencia analizó su situación personal. Su abogado solicitó su puesta en libertad, mientras que la fiscalía pidió que siguiera en prisión. De momento, el tribunal no se ha pronunciado, pero dado el tiempo transcurrido desde que se celebró la vista, todo indica que la petición de la defensa va a ser rechazada.

El juez Penalva ha dictado un auto de apertura de juicio oral y ha decidido que el sobrino de Cursach sea el primer acusado de este caso en ser juzgado, en una pieza separada de la causa principal. Si se confirma el ingreso en prisión del acusado, el juicio se celebrará en breve en un juzgado de lo Penal de Palma.

La mujer que le denuncia es una testigo que, además, es inquilina del sobrino de Cursach, ya que vive en una casa de su propiedad. Precisamente, el acusado asegura que habló con esta mujer porque hace varios meses que le debe la mensualidad del alquiler, negando que el encuentro tuviera alguna relación con la declaración que realizó sobre el caso Cursach.

"Nosotros los sabemos todo"

La mujer relató que el día 1 de marzo Pedro Rosselló acudió a su casa y le pidió que le abriera la puerta. Definió su tono de "imperativo", por lo que no quiso abrirle la puerta. Ante esta situación, según la testigo, el acusado le dijo: ¿Qué te crees que estás segura? Nosotros lo sabemos todo. Tu juez pasea su perro por es Fortí y tú ni acabarás bien, ni acabarás aquí".

La mujer le dijo a Rosselló que no la amenazara más y el acusado le contestó que, precisamente, lo que pretendía conocer era el contenido de la declaración que había realizado ante el juez Penalva.

También contó la mujer que había mantenido una conversación anterior, en la que le instó a quedar citada con su primo, el hijo de Cursach, para decirle lo que "tenía que declarar". Le dijo que no tenía mayor importancia todo lo que había declarado con anterioridad, ya que su versión quedaría anulada si no acudía a ratificarla al juzgado o en el juicio.

La testigo aseguró que las palabras de Rosselló le provocaron un auténtico miedo, no solo por ella, sino también por su hijo menor.

El sobrino de Cursach ha intentado desacreditar a esta testigo, asegurando que tiene varias causas pendientes.