José Inacio López de Arriortúa es un ingeniero industrial que salvó de la quiebra a General Motors gracias a sus revolucionarios cambios en los sistemas de compras. Sus métodos le valieron el apodo de Superlópez y se convirtió en el ejecutivo español con mayor proyección mundial.
Todos los grandes grupos automovilísticos querían tener a López de Arriortúa en sus filas, pero fue Ferdinand Piëch, presidente de Volkswagen, quien logró que se enrolara en su equipo con toda su inteligencia... y algunos secretos de su anterior empresa.
General Motors declaró una guerra jurídica con acusaciones de fraude, espionaje industrial y robo de documentos confidenciales. Superlópez estuvo a punto de acabar con sus huesos en la cárcel. Al final los gigantes automovilísticos alcanzaron un pacto extrajudicial. El acuerdo costó millones de euros a los alemanes y acabó con la buena estrella de López de Arriortúa.
Pedro Horrach también revolucionó la Fiscalía Anticorrupción. Los tiempos tranquilos de Juan Carrau se convirtieron en una vorágine de casos abiertos, detenciones e interrogatorios. Juicios, alegatos y condenas se sucedían. Se transformó en Superhorrach. Tuvo las puertas abiertas del papel prensa y también del papel cuché.
Ahora, el fiscal mallorquín, igual que Superlópez, ha decidido pasarse a la competencia y ha irritado a sus anteriores compañeros. ¿Se ha ido con documentos y datos de su anterior trabajo? ¿Conoce como abogado del entorno de Tolo Cursach datos de la investigación que solo deberían estar en manos de un fiscal en ejercicio?
El Colegio de Abogados y el juez Penalva, si finalmente abre un procedimiento penal, se enfrentan a un asunto peliagudo. Superhorrach, como Superlópez, hubiera podido evitar este embrollo aplicando el sentido común y estrenándose como letrado en otro caso.
