"Reforzad esa actitud permanente de servicio a los ciudadanos, intentad que se sientan cada día más seguros. Y sobre todo, haced gala del popular mote por el que se nos conoce: beneméritos". El coronel de la Guardia Civil de Balears, Jaime Barceló, hizo ayer un llamamiento a los hombres y mujeres bajo su mando a "mantener un trato exquisito que asegure siempre el agradecimiento del ciudadano, aunque sea para sancionarle".

Fue ayer en la Comandancia de Palma, durante la celebración del 173 aniversario de la fundación de la Guardia Civil. Se trata de un evento planteado como una contraposición laica a la tradicional fiesta de la Patrona de la Guardia Civil, la Virgen del Pilar. La efeméride de la fundación del cuerpo policial, en 1844, durante el reinado de Isabel II, sirve sobre todo para rendir un merecido homenaje a los miembros más veteranos de la Guardia Civil de las islas.

En la prima fila del público se encontraban los generales de la Guardia Civil Cristóbal Santandreu y Jaime Fons, y los coroneles Antonio Oliver y Miguel Coll, acompañados de otros oficiales y guardias retirados, que durante las últimas décadas ostentaron puestos de gran responsabilidad en Balears y en la península.

Fue también el momento de reconocer la trayectoria de los guardias civiles que se han retirado este año: el capitán Rafael Real Doblas, el subteniente Miguel Ortega, el brigada Jesús Iglesias, el sargento Jesús Moreiro, y los agentes Miguel Ángel Omar y Enrique Palop. Otra veintena de oficiales y guardias recibieron condecoraciones por su trayectoria. El capellán castrense Julián Cifre habló en representación de todos ellos para agradecer la distinción, recordó la figura de su padre, también guardia civil, y se declaró "orgulloso hijo del Cuerpo".

El acto estuvo presidido por el coronel Barceló y la delegada del Gobierno en las islas, María Salom. Contó también con la asistencia de la consellera de Presidencia, Pilar Costa, y de Bartomeu Barceló, fiscal jefe de Balears.

Tanto el coronel como la delegada recordaron en sus alocuciones la capacidad de la Guardia Civil para adaptarse a los nuevos tiempos. Desde "la vertiginosa implantación de las nuevas tecnologías, la evolución de una cada vez más sofisticada delincuencia, así como la mayor exigencia de respeto a los valores democráticos", en palabras de Barceló.

Pero manteniendo al mismo tiempo la "actitud permanente de servicio". Esa misma actitud que, hace ya más de un siglo, hizo a sus miembros ganarse el apelativo de beneméritos.