La subida del nivel del mar en todo el planeta podría estarse produciendo de forma más rápida de lo que se pensaba, amenazando las costas de todo el mundo y, especialmente, a islas como las Balears.

Las estimaciones sobre los efectos del cambio climático en las zonas litorales ya no eran muy halagüeñas y ahora parece que hay que replantearse que esos nuevos escenarios pueden llegar antes de lo que esperábamos: "Las regiones costeras están más expuestas de lo que pensábamos y, por tanto, el riesgo es mayor".

Así lo advierte Marta Marcos, investigadora del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA, el centro mixto del CSIC y la Universitat), profesora de Física de la UIB y una de las autoras de esta investigación, que ha sido publicada como artículo en la revista de reconocido prestigio Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).Ocho centímetros en 25 años

¿De qué subida hablamos? En los últimos 25 años, el nivel global del mar ha subido unos ocho centímetros, indica Marcos. En las islas, el incremento afectará principalmente a las playas y el mayor riesgo estará en aquellas que no tienen un ecosistema natural detrás.

Si sube el mar y ´desaparece´ un trozo de playa y no hay detrás un sistema dunar o una albufera, la playa no puede retranquearse y la primera línea tras la arena (donde en el caso de Balears suele haber un paseo marítimo, hoteles, restaurantes, tiendas...) queda "muchísimo más expuesta" en casos de tormentas y fuerte oleaje, por ejemplo.

Si se fundiera Groenlandia...

Ahora, aunque la investigadora aboga a la educación medioambiental y a la necesidad de asumir que algo hay que hacer si queremos minimizar el efecto del cambio climático, descarta también escenarios apocalípticos: "No hay suficiente agua en el mundo para que Mallorca desaparezca", añade (otra cosa es qué Mallorca quedaría si perdiéramos el monocultivo turístico por la subida del nivel del mar).

"Solo si se perdiera todo el hielo de Groenlandia subiría siete metros y si se perdiera todo el hielo de la Antártida, algo que no ha pasado nunca, subiría 60 metros", ilustra Marcos.

El estudio en el que ha participado esta profesora de la UIB recoge nuevos cálculos de la tasa global de aumento realizados durante el siglo XX, que redefinen los datos de aceleración disponibles hasta ahora. Los resultados demuestran que esta aceleración casi duplica los valores que se estaban teniendo en cuenta.

Los investigadores apuntan que durante el siglo XX el nivel marino subía principalmente por el deshielo de los glaciares, pero que en las últimas décadas, sin embargo, la tendencia ha cambiado y las placas de hielo polar han contribuido en mayor medida.

Los científicos han analizado los datos históricos de los mareógrafos desde 1902, los únicos instrumentos que se usaban para medir desde la costa cualquier cambio hasta 1992 (a partir de ese año se lanzaron los primeros satélites capaces de monitorizar los niveles del mar globales, más precisos).

Tras seleccionar los registros más largos y de mayor calidad, han corregido las estimaciones teniendo en cuenta procesos no oceánicos, como los movimientos verticales de la corteza terrestre y los cambios en el geoide de la Tierra. Finalmente, han combinado todos estos datos ya corregidos con una nueva metodología usando regiones coherentes con la dinámica marina.

De esta forma, el nuevo estudio prueba que el crecimiento del nivel del mar fue más lento de lo que se pensaba antes de 1993. Así que partir de este año, el proceso de incremento fue mucho más acelerado de lo que se creía.

La forma de la curva del nivel del mar a escala planetaria cambia así drásticamente, lo que evidencia una mayor sensibilidad al calentamiento global (que se aceleró a partir de 1970 debido a la actividad humana).

Marta Marcos razona que el cambio climático ya no lo frena nadie, pero sí pueden minimizarse los efectos y señala que a nivel individual también es necesario plantearse un cambio de hábitos, más teniendo en cuenta los escenarios que vienen.