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La fiesta en paz

La izquierda baila, company espera

Francina Armengol y Alberto Jarabo han escrito esta semana una enciclopedia de incoherencias, cambiando de opinión o posición sin razones objetivas para hacerlo

Jarabo y Armengol han reñido con la coherencia. B. Ramon

La izquierda mallorquina está bailonga. Més busca aguas tranquilas después de la tormenta de los contratos a dedo a su jefe de campaña. Aunque algunos de sus dinosaurios -porque los nacionalistas también tienen sus González y Zapateros de andar por casa- piden sangre, incluida la de este periódico, para sus ritos tribales.

Nada hay más dañino para la democracia que el clan, que antepone sus lazos de familia, en el sentido más amplio de la palabra, a la ética e incluso a la estética. Pere Sampol, que un día gritó "se han ido de putas con nuestro dinero" después de que Diario de Mallorca desvelara que el Govern del PP había pagado con dinero público su juerga en el club erótico Rasputín de Moscú (265 euros), ahora aplaude los contratos a dedo a uno de los suyos (150.000 euros).

Pero los protagonistas de los bailes más movidos de esta semana han sido PSOE y Podemos. Rojos y morados han dado más vaivenes que quienes se atrevían con los pasos de la Yenka, el baile pueril que en los años 60 popularizó el dúo formado por los hermanos Johnny and Charley Kurt. (Un inciso aclaratorio, se supone que Podemos y PSOE han modificado la letra y del "izquierda, izquierda, derecha, derecha" de la letra original se han eliminado las dos últimas palabras).

Los de Podemos se han subido al "adelante, atrás, un, dos, tres", que también se cantaba en la Yenka. Salía Alberto Jarabo y ayer decía, "adelanto las primarias". Pasaban unas horas y, en una muestra de incoherencia digna de la vieja política, cantaba "atraso las primarias". Una segunda estrofa era la que reza "ahora me presento, ahora no". Alucinante... y sin tomar nada. La danza está tan mal coordinada y los movimientos son tan deslavazados que su rival por el liderazgo, Laura Camargo, ha admitido que en Podemos de Balears hay "improvisación", "nervios" y "caos".

Más duros son los autodenominados Manifiesto de Sineu -¿qué les habrá hecho Sineu para arrastrar su nombre por el lodazal político?-, que consideran que en Podemos hay "actuaciones antidemocráticas", "oscurantistas" y "malas prácticas". Por cierto, hay que preguntar a los kremlinólogos de Podemos quiénes son, cuántos son y a qué dedican el tiempo libre los del Manifiesto de Sineu. En cualquier caso, no cabe la menor duda de que son una corriente 600, o sea, que caben todos en el modesto turismo de la Seat.

Podemos de Balears se esfuerza con denuedo para demostrar que su opción no supone un salto al vacío para la sociedad. La nueva política no está muy alejada de la vieja.

Francina Armengol danza tanto como los podemistas. Empezó siendo el baluarte del poder autonómico en defensa de Pedro Sánchez en el Comité Federal de la vergüenza. Cuando todos los militantes socialistas de Balears pensaban que sería una sanchista destacada en las primarias, declaró su pasión por el exlehendakari vasco Patxi López. Su propia congregación le dio un varapalo y en la recogida de avales se volcó en favor del ex secretario general. Y en la última semana de competición, la presidenta ha dado una nueva pirueta y ha pedido a López que se retire para favorecer a Sánchez. Lástima que Susana se apellide Díaz, porque con cualquier otro podríamos hablar de la conspiración de la zeta.

Armengol ha dado una muestra de incoherencia que pone en duda el rumbo que toma cuando se pone al timón del Consolat de la Mar.

Biel Company, el oculto líder del PP en Balears, hace bien al acudir a las sesiones del Parlament con tapones de cera en las orejas para no oír los cantos de sirena de la presidenta, que no deja de incitarle a que entre al trapo del debate. Se oculta, sabiamente a la vista de los hechos, detrás de Marga Prohens. Mejor no quemarse. Basta aflorar en los últimos meses de la legislatura, cuando el margen de error sea escaso. Mientras, Company solo necesita esperar a que la izquierda se despelleje entre sí y entrar en el Consolat de la Mar surfeando sobre la sangre derramada entre las filas de Podemos, PSOE y Més. El silencio es su mejor estrategia para no quemarse y dejar que se sigan abrasando los demás.

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