Es un hecho irrefutable: Mallorca está en la cresta de la ola para la población sueca. "La isla, y más especialmente Palma, es the place to be, ese lugar donde hay que estar" proclama la mallorquina Vivian Grunblatt, dueña de Mallorca Fastigheter, una inmobiliaria dedicada a la clientela escandinava.

Las ventas de pisos a estos ciudadanos nórdicos con alto poder adquisitivo se han incrementado hasta un 30% en los últimos tres años, según expone. Pero donde realmente se nota que la demanda sueca de una casa en Palma se ha disparado es en su competencia. "Cuando nosotros empezamos hace doce años éramos tres inmobiliarias dedicadas a los suecos y ahora hay trece. Dedicadas a ese sector nada más", señala.

Y es que la reputación de Palma la precede. "Se ha escrito muchísimo sobre Palma en medios suecos" según Grunblatt. El artículo de The Times que la escogía mejor ciudad del mundo para vivir también ha espoleado la demanda. Además, la mejora de las conexiones con Suecia, su crudo invierno, el boca a boca e importantes campañas promocionales son algunos de los factores que han detonado este boom sueco, según detalla. Pero por encima de todo hay algo que hace que se decanten por la isla por encima de otros destinos para hacerla su lugar de residencia: su idiosincrasia.

"No buscan solo clima, porque eso se puede encontrar a precios baratísimos en la península y Mallorca es un mercado caro. Buscan el estilo de vida, las cafeterías, terrazas y tiendas de Palma, su actividad y su cultura. No vendrían si no existiera esa oferta".

El sueco no es el prototipo de persona que compra para alquiler turístico, señala Grunblatt, quien incide en que principalmente buscan una segunda residencia. "Es gente que tiene de 50 años para arriba, está semiretirada y pasan aquí varios meses para escapar del invierno", apunta.

Quieren un tipo de vivienda muy concreto: áticos y pisos con terraza. En cuanto las zonas, "ahora todos los suecos quieren estar entre Palma y hasta Illetas o Ciudad Jardín". También en otros puntos de la isla, pero Ciutat concentra el 75% de las ventas, apunta Grunblatt, quien rechaza que sea esta demanda la que haya encarecido la vivienda. "El prototipo que quieren es muy diferente a lo que busca una persona local por lo que no ha afectado tanto a los precios", señala la experta inmobiliaria, quien apunta que lo que ha subido son los pisos con terraza de unos barrios concretos y que la inversión media está entre 250.000 y un millón de euros.