El juez Penalva acordó ayer la puesta en libertad sin fianza del que fuera jefe de sala de la discoteca Tito's, antiguo empleado de la empresa Cursach, que se ha pasado 40 días en la cárcel acusado de amenazar a un testigo protegido.

El magistrado acepta la propuesta del letrado defensor, Salvador Perera, que solicitó la libertad de este imputado, que en todo momento ha negado que hubiera amenazado a dicho testigo. Al revés, afirma que fue éste colaborador de la investigación quien se puso en contacto con él, a través de un mensaje, en el que le manifestaba su satisfacción porque el juez le había dejado en libertad, tras ser inicialmente detenido junto al director de la discoteca. A ambos se les acusaba de haber organizado fiestas, con prostitutas y drogas, para un grupo de policías locales de Palma, que se debían encargar del control de la discoteca. El exempleado, que está jubilado, confirmó que se había entrevistado con este antiguo compañero, que denunció que dos individuos de nacionalidad rumana, que fueron también detenidos, le habían amenazado, indicándole con un gesto que le iban a cortar el cuello. Estos dos individuos, que también terminaron en la cárcel, habían sido empleados del Grupo Cursach. El testigo fue quien indicó que estaba convencido de que estos dos extranjeros actuaban en nombre del antiguo jefe de sala de la discoteca del Paseo Marítimo.

El juez Penalva ha atendido también la propuesta del abogado Salvador Perera, que le propuso que dejara en libertad a su cliente, que se comprometía a abandonar la isla. De hecho, antes de ser detenido residía en Ciudad Real. El magistrado, en su auto de libertad, acuerda la prohibición de que resida, al menos de momento, en Mallorca. De esta forma se evita que pueda tener algún tipo de contacto con los testigos que han declarado en esta investigación.

En estos momentos, además de Cursach y Sbert, se encuentran otras dos personas en prisión, ambas acusadas de amenazar a los testigos. El primero es uno de los dos rumanos que realizaron el gesto amenazante al testigo, ya que su compañero quedó en libertad después de reconocer los hechos. El otro es un sobrino de Cursach, que aparece como apoderado de varias de sus empresas, a quien el juez también envió a la cárcel por presuntas coacciones a una mujer que ha declarado como testigo. El familiar negó las amenazas y mantiene que, si bien habló con esta mujer, lo hizo porque no le pagaba el alquiler de la casa en la que vive. El juez Penalva ha acordado que el sobrino de Cursach sea juzgado en una pieza separada, al margen de la investigación que afecta a las empresas del magnate de la noche.

Al margen de esto, el empresario ha visto como su primer intento para salir de la cárcel ha fracasado. El juez ha rechazado el recurso que planteó su defensa, quien propuso como prioridad que se levantara el secreto del sumario y que, en caso de no aceptarse, dejara en libertad a su cliente. Penalva no ha aceptado ninguna de las dos propuestas, argumentando que la situación de la investigación no ha variado para reconsiderar sus decisiones.