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La fiesta en paz

El nudo gordiano de los socialistas

Los bandazos de Francina Armengol a la hora de apoyar a un candidato a la secretaría general del PSOE prueban el desconcierto en que vive el partido

¿Francina Armengol es de Pedro Sánchez o de Patxi López? G. Bosch

Los frigios, un pueblo que habitaba la actual Anatolia turca, eligieron rey a Gordias porque el oráculo anunció que el monarca que buscaban llegaría por la puerta del Este, montado en un carro sobre el que se posaría un cuervo. Gordias, un humilde labrador, fundó la ciudad de Gordio y ofreció al templo de Zeus su carro al que ató la lanza y el yugo con un nudo muy complejo. La leyenda pronosticaba que quien lograra soltarlo conquistaría toda Asia.

Los dirigentes del PSOE se encuentran ante su nudo gordiano, símbolo de un obstáculo difícil de salvar, de una misión imposible, de un problema que es irresoluble por los cauces habituales. Ese nudo complejo lo han atado (y muy bien atado) los propios líderes del partido con actuaciones y propuestas que no hacen más que enredar la madeja.

Ahí está Francina Armengol. La presidenta del Govern fue la única líder regional con cargo destacado que se puso al lado de Pedro Sánchez en el vergonzoso comité federal que mandó a la calle al secretario general.

Sin embargo, cuando comenzó el proceso de primarias, Armengol dejó de ser sanchista y se pasó al bando de los lopistas, o sea al de Patxi López. Al mismo tiempo advertía de que su aspiración era que el vasco se uniera a Sánchez antes de la votación decisiva. ¿Es posible liar más la madeja?

La respuesta es sí. Los resultados de la recogida de avales en las islas demuestran que los militantes no se sienten comprometidos con su lideresa. Sánchez sumó 976 avales. El resultado demuestra que en Balears se sigue apostando por el ´no es no´ a Rajoy y avala a los diputados que se rebelaron en la sesión de investidura de Rajoy en el Congreso, por lo que fueron castigados. Patxi López, apoyado por Armengol, se quedó en 450, menos de la mitad. La candidata favorita de los gurús y del aparato del partido apenas logró 350.

Susana Díaz continúa siendo la que más posibilidades tiene de lograr la Secretaría General cuando los militantes acudan a las urnas el próximo 21 de mayo. Sin embargo, la confianza con la que el clan andaluz, que entró en el comité federal del PSOE como un ejército en una ciudad conquistada, debe haber mermado considerablemente.

¿Puede la presidenta de Andalucía gobernar un partido dividido en al menos tres cuestiones fundamentales? La primera es ideológica: los susanistas dinosaurios ­-González, Zapatero, Rubalcaba...- apuestan por el modelo socialdemócrata alemán que puede, y de hecho lo hace, aliarse con la democracia cristiana.

La segunda es estratégica. El clan dominante andaluz aceptó con gozo indisimulado ceder el paso a Rajoy para que continuara gobernando. Gran parte de los militantes de base, los que ahora podrán votar uno a uno sin intermediación de los órganos del partido, no se lo han perdonado.

La tercera grieta es geográfica. Susana Díaz ha perdido la batalla de los avales -cierto que no es la definitiva- de Despeñaperros hacia arriba. Ni Balears ni Catalunya la quieren. Algunos de quienes la apoyaron en su ascenso, como el asturiano Javier Fernández, o el valenciano Ximo Puig han visto cómo la militancia les daba la espalda. ¿Está el socialismo español partido en dos mitades geográficas?

El PSOE se enfrenta a su nudo gordiano con el objetivo de asaltar el Gobierno. Alejandro Magno conquistó Frigia en el año 333 antes de Cristo. Allí se enfrentó al reto de desatar el lazo. Ni corto ni perezoso desenvainó su espada y cortó las cuerdas. Zeus aprobó el método del conquistador griego, lo que se ha interpretado como que lo importante es el objetivo, no el cómo se consigue. Alejandro llegó más lejos que nadie en sus conquistas asiáticas.

El problema es que entre las filas socialistas no se vislumbra ningún líder alejandrino. Desde luego no lo son Pedro Sánchez, cosechador de derrotas electorales, ni Susana Díaz, incapaz de enamorar más allá de Andalucía, donde tampoco es que arrase. Si en el PSOE existe alguien capaz de cortar el nudo de sus contradicciones aún no se ha manifestado.

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