El 18 de abril de 2016, el vicepresidente Biel Barceló visitó la empresa biotecnológica Lipopharma, que hoy ha alcanzado notoriedad en toda España por sus vínculos con el producto Minerval y con el catedrático detenido Pablo Escribá. El número dos del Govern estaba acompañado por su director general de Innovación e Investigación, Pep Lluís Pons, que hoy ha alcanzado notoriedad por su contratación a dedo del jefe de campaña de Més, Jaume Garau.
Ese mismo 18 de abril de 2016, los institutos de investigación Iunics e Idispa, dependientes del Govern, remitían a la presidenta del Consell Social de la Universitat, Francesca Mas, la denuncia de la jefa de Oncología del también hospital público de Son Espases, Sefa Terrasa. El texto se refería a las prácticas de los dos catedráticos de la UIB y de Lipopharma, que un año más tarde serían detenidos por la policía como autores de una presunta estafa.
Dado que Barceló no lee los periódicos, probablemente ignoraba las dudas fundadas sobre el trabajo de Escribá así como la amonestación de la conselleria de Sanidad a Lipopharma, por publicitar el Minerval. Sin embargo, el diseñador de la agenda vicepresidencial merece un premio por no adoptar las mínimas cautelas al respecto. Y la coordinación entre departamentos del Govern deja mucho que desear. El vicepresidente está gafado, un crimen político más grave que la corrupción según dejó instituido Napoleón.
Si Barceló desea ponerle nombre a su maldición, ahí tiene a Pep Lluís Pons. Su innovador director general otorga la madre de todos los contratos a dedo al jefe de campaña, por 56 mil euros. Introduce en la conselleria a la fiscalía Anticorrupción, con la pretensión de congraciarse con su jefe. Y el responsable de Investigación también monta la visita a Lipopharma, el mismo día en que sus responsables eran seriamente cuestionados por otras instancias del Govern.
Gracias a Pons, el vicepresidente cuenta en su currículo con la foto que hoy nos ilustra. La imagen transmite el entusiasmo de Barceló y de su director general de Investigación en Lipopharma. En segundo plano aparece Vicenç Tur, exCaeb y máximo ejecutivo de la empresa de Escribá. En aquella visita histórica, se destacó que la empresa emanaba de la Universitat, una conexión que nadie discutía entonces y todos niegan hoy. El exultante Pons emitió tres tuits sobre los "prometedores resultados", primorosamente retuiteados por Tur. Y así sucesivamente.
Para redondear el planchazo, el dadivoso Pons no supo sustraerse a su adicción a conceder dinero público a espuertas. Comunicó a los dirigentes de Lipopharma que su dirección general "abrirá por primera vez desde hace muchos años una línea de subvenciones a la que pueden presentarse empresas". Con amigos así, Barceló no necesita enemigos. Ese mismo día, dos mujeres valientes derribaban el muro de silencio que el rectorado de Llorenç Huguet había erigido para proteger a Escribá.
Siempre se puede empeorar. El vicerrector de Investigación, Jaume Carot, asumirá el cargo de rector en funciones durante el proceso electoral en la UIB. Los negociadores de una tercera vía lanzaron el nombre de Gemma Turnes, catedrática de Química Inorgánica con experiencia en la gestión universitaria que ha negado su participación a quien le ha preguntado. La profesora fue vicerrectora de Investigación con la fallecida Montse Casas. También formó parte de la candidatura derrotada del economista Toni Riera en las últimas elecciones.
Mientras tanto, el opositor ya oficializado Rafel Crespí resucita con un comunicado exactamente demoledor sobre el escándalo del Minerval y las miserias del rectorado. El catedrático de Empresa afrontó serias dificultades para confeccionar su equipo, antes del escándalo de los catedráticos detenidos. Llegó al extremo de solicitar una plataforma de apoyo, que no se comprometiera a integrarse en la candidatura. Desde la supuesta estafa, más de un profesor se arrepiente de no haberse sumado a la lista. Y quede claro que las elecciones serán un paseo triunfal para el actual rector, el martes en Historia y el miércoles en psicología. Así debe ser, porque Balears no puede permitirse que Llorenç Huguet se quede sin cargo.
El llamativo silencio de Podemos sobre el escándalo de los catedráticos detenidos se explica por la delicada situación laboral de Laura Camargo. Sin plaza fija y a merced del rectorado, la especialidad de Huguet. El PSOE está agradecido al rector por la facultad de Medicina, que contrató a uno de los profesores investigados. Més tiene suficientes problemas con Anticorrupción, aunque no descartamos que Barceló y Pons logren meterse en nuevos líos.
No sabría acabar sin un agradecimiento a quienes sostienen que hablo de la UIB desde la ignorancia. Salvo el pequeño detalle de que fundé la Universitat, según consta en el Boletín Oficial del Estado. En vez de censurar mi actual desempeño lamentable, sería más fácil acusarme de que hace cuarenta años sembramos las semillas para que la institución académica desembocara en su nirvana actual con muertos. Vean Negación, la película que ningún alumno universitario debería perderse, y seguro que sus profesores se han encargado ya de ello. Tom Wilkinson solo es igualado por Josep Maria Pou.
Reflexión dominical explícita: "Cualquier tiempo pasado no fue mejor, pero cualquier tiempo presente fue peor".
