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Unidad de Transporte Pediátrico Balear

"Al verla entubada, me puse a llorar"

Miguel cuenta el periplo sanitario de su hija Paz, trasladada de urgencia a los dos días de nacer al hospital Vall d'Hebron

Natalia y Miguel posan orgullosos con su hija Paz, que ya está en Mallorca. Diario de Mallorca

Como cualquier pareja primeriza, Miguel y Natalia están que no caben en sí de gozo y alegría. El viernes de la semana pasada llegaron a su domicilio de Inca acompañados de un nuevo miembro de la familia, su hija Paz, que dos días después, el domingo, cumplió su primer mes de vida. Una vida que estuvo en riesgo al aspirar accidentalmente meconio (primeras heces del bebé compuestas por sustancias ingeridas durante su estancia en el útero materno) durante el parto.

Una aspiración que, en un cuerpo tan frágil, obligó a trasladarla de urgencia hasta el hospital Vall d'Hebron de Barcelona con apenas 48 horas de estancia en este mundo. El meconio había irritado sus pulmones y le había provocado una insuficiencia respiratoria y cardiaca que obligaba a darle una terapia ECMO o, lo que es lo mismo, una oxigenación por membrana extracórporea en la que una maquina suplanta transitoriamente la función del corazón y los pulmones del paciente.

El complicado transporte de la recién nacida, que se prolongó durante más de doce horas, fue acometido con éxito por la Unidad de Transporte Pediátrico Balear (UTPB) que, coordinada por Kay Boris Brandstrup es una de las más punteras y de referencia en todo el país.

"Mi hija nació el pasado 23 de marzo en el hospital comarcal de Inca. Mi mujer ya llevaba 41 semanas y 4 días de gestación cuando nos dijeron que tenía poco líquido amniótico y que era preciso inducir el parto. Como detectaron que a la bebé le faltaba oxígeno, le hicieron una cesárea urgente, proceso en el que al parecer respiró y aspiro meconio y le provocó una infección pulmonar", explica su padre Miguel.

La niña pasó esa noche en el comarcal de Inca y, ante un empeoramiento, tuvo que ser trasladada a la mañana siguiente a Son Espases donde contaban con una máquina de respiración más adecuada. En el hospital de referencia, tras una corta estancia de apenas 24 horas, les dijeron que estaban al límite de sus posibilidades y que el estado de la pequeña Paz requería su traslado urgente hasta el hospital Vall d'Hebron de Barcelona para que fuera conectada a la máquina ECMO.

30 segundos para decir adiós

"Nos dijeron que se trataba de un proceso muy complicado. Se pasaron toda la tarde del sábado colocando el equipo sanitario en la avioneta del 061 y vimos cómo la Policía Local y la Guardia Civil coordinaban un operativo para agilizar el traslado hasta el aeropuerto e incluso dando prioridad a la salida del vuelo", recuerda Miguel el despliegue de recursos.

"Estábamos muy nerviosos porque el tiempo era crucial. La habían desconectado de la máquina y durante el traslado iba a estar asistida con una batería. Nos dijeron: Tenéis treinta segundos para despediros. Le dijimos adiós a través de un cristal y les dije: Nos han sobrado veinticinco", recuerda Miguel esos angustiosos momentos. Una angustia que aumentó cuando no encontró un billete de avión para Barcelona para ese mismo día en que su hija ya volaba rumbo a la Ciudad Condal.

"Esa misma noche del sábado nos informaron de que había llegado bien al Vall d'Hebron, que el traslado se había completado con éxito y que pese a que estaba delicada, la habían podido estabilizar. Yo llegué el domingo por la mañana y mi mujer, que todavía no podía volar por la cesárea, viajó esa misma noche", prosigue su relato el padre.

La niña había nacido a las siete y media de la tarde del jueves y el sábado por la tarde ya afrontaba su primer vuelo. Y además de urgencia.

Cuando el domingo por la mañana Miguel entró en la UCI pediátrica y vio a su hija Paz conectada a una máquina que le suplía la función pulmonar y la circulación sanguínea, toda la tensión se le vino encima y rompió a llorar.

Miguel y Natalia, unos orgullosos padres que posan con la pequeña que ya está en casa. DM

A partir de entonces, los padres solo dejaban la habitación cuando el personal sanitario tenía que realizar alguna prueba a la pequeña, para no entorpecer su trabajo.

"Todo el mundo se portó estupendamente con nosotros. Nos dijeron que si teníamos alguna duda, que no nos cortáramos a la hora de preguntar. Que eso era preferible a que nos montáramos alguna película errónea en la cabeza. Así, cuando oí un fragmento de una conversación en la que preguntaban cómo iba de la hipotermia, les pregunté por ello y me tranquilizaron revelándome que la medicación le iba mejor bajándole la temperatura", explica.

Conectada a la ECMO pasó seis días, otros tres para ver cómo reaccionaba sin esa "ayuda" y luego el preceptivo periodo de hospitalización. "Al principio le daban de comer por sonda. Luego le alternaban algún biberón y después le recomendaron a mi mujer que la enganchara de vez en cuando al pecho para que se fuera acostumbrando. Hoy, ya se alimenta a través de su madre", cuenta.

Veintiséis días en total pasó en Barcelona hasta que el viernes de la semana pasada le dieron el alta y, ya junto a sus padres, todos regresaron en un vuelo regular a Mallorca. El domingo pasado, Paz cumplió su primer mes de vida y Miguel, como buen padre primerizo, sol0 tiene buenas palabras sobre su hija. "Se ha adaptado bien a Mallorca. Duerme muy bien, come con apetito y sonríe a menudo", concluye feliz.

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