Muchos niños sufren, a diario, intervenciones dolorosas sin ningún tipo de apoyo o ayuda para reducir su dolor, denunció ayer la doctora Esperanza Ponsell, enfermera y profesora de la UIB, en una sesión organizada ayer en el Col·legi Oficial d'Infermeria de les Illes Balears (COIBA) para concienciar, sensibilizar y educar a los profesionales sanitarios que tratan a los más pequeños a adoptar medidas para evitarles un dolor en ocasiones innecesario.

Desde las intervenciones que se realizan a los recién nacidos hasta las vacunas, pasando por la recuperación después de una operación quirúrgica u otras, la percepción del dolor por parte de los niños a menudo es desatendida debido a diversos factores, como son el déficit de conocimientos de los profesionales, la falta de evaluación del dolor de los niños y muchos valores y creencias establecidos en nuestra sociedad, que dificultan un abordaje integral, serio y eficaz del dolor en la infancia.

Durante mucho tiempo, se ha creído que el bebé no percibe el dolor debido a la inmadurez del sistema nervioso, que no tiene memoria de las experiencias dolorosas, o que el dolor es parte inherente e incontrolable de la enfermedad infantil.

"Pero los estudios realizados en las últimas décadas han demostrado que los recién nacidos no solo perciben el dolor, sino que éste es de mayor intensidad que el percibido por los niños mayores, dado que los mecanismos de la vía inhibitoria descendente no se encuentran funcionalmente maduros. Por ejemplo, ante un mismo estímulo doloroso, los niños de menor edad experimentan mayor dolor y sufrimiento", explicó Ponsell. Los componentes del dolor son sensorial, afectivo-emocional, comportamental y cognitivo, detalló. Y también hay factores que alteran esta percepción: la edad, el sexo, el nivel cognitivo, la conducta de los padres y la conducta de los profesionales.

No tener en cuenta el dolor de los recién nacidos y prematuros puede tener consecuencias a corto y también a largo plazo, como trastornos del sueño o de comportamiento. "Medir y evaluar el dolor infantil es un primer paso imprescindible para poder luego establecer un tratamiento adecuado", concluyó la doctora Ponsell.