Desde 2013 este diario no ha dejado de publicar ni un año los avances de la Universitat en los rankings de investigación, avanzándose incluso muchas veces a las notas de prensa de la propia institución. En los últimos cinco años, raro es el día en que este periódico no se haya hecho eco en alguna de sus páginas de una iniciativa, servicio, patente, investigación, tesis o reconocimiento de algún miembro de la única universidad pública de Balears. De las patentes de Félix Grases, a las citas a nivel mundial de los artículos de Hipólito Medrano o los descubrimientos que incluso rozan el Nobel (con Alicia Sintes al frente): los méritos siempre han sido contados y, si corresponde, aplaudidos.
Y también han sido señalados los errores, equivocaciones e intrigas (cuando han logrado saltar el muro del campus) de una institución financiada con dinero público; una universidad que hace menos de un año presumía de estar entre las más transparentes de España y en la que hay una notable cantidad de litigios y denuncias entre sus trabajadores (algunos por cosas muy graves que se refieren a la integridad física).
"Proteger la imagen de excelencia"
Jaume Carot pedía esta semana ideas y sugerencias sobre cómo defender el prestigio investigador de la UIB tras lo sucedido. Hace tres años dos investigadoras le hicieron una sugerencia clara: "Instamos a la Universitat a adoptar las medidas necesarias para impedir que se vuelvan a dar situaciones similares para proteger la imagen de excelencia que la UIB promueve". Así concluían su escrito las dos científicas que en 2014 se dirigieron a los vicerrectores Carot y Llabrés para exponerles por qué renunciaban "de forma inmediata" a la coautoría de una patente (denunciaban que en el artículo final se habían modificado datos y se habían incluido nuevos, cuyo origen desconocían). Los vicerrectores respondieron que "se intentaría mejorar el sistema de información" para que "todos los inventores de las diferentes patentes reciban toda la información sobre su gestión de forma puntual". En otro mail de hace unos días (los servidores no dan abasto esta semana en la UIB), Carot admite que sabía lo que hacía cuando el pasado febrero decidió no participar en un congreso organizado por Xavier Busquets y Pablo Escribá sobre cómo hacer patentes y crear empresas spin offs y starts ups (fue invitado a una mesa redonda en la que debía debatir, entre otros, con Daniel Bachiller). "Estaba invitado... pero no acudí a propósito", señala, marcando para sí mismo un cordón sanitario respecto a los profesores hoy imputados. El vicerrector recuerda que los hechos afectan a tres rectores y "un mínimo de cuatro vicerrectores de Investigación". Concluye lamentando que tras la rueda de prensa de hace dos semanas se aplicara con él lo que ahora él promulga respecto a los medios: "Matar al mensajero".
El tour de Huguet
El rector Huguet sigue su peregrinar por las facultades manteniendo reuniones para explicar su gestión ante lo sucedido. Al menorquín siempre le ha ido bien el cara a cara y aún no se ha topado con sus detractores más acérrimos (que declinan ir o no han sido convocados), con lo que Huguet sortea los encuentros con relativo éxito. Niega que sean encuentros electoralistas, pero la verdad es que el formato le ha parecido extraño incluso a algunos de sus defensores. Mientras, Rafel Crespí, el otro candidato en las próximas elecciones a rector, prepara su asalto, más discreto. Ya se conocen algunos nombres de su equipo, como Claudio Mirasso, Toni Gomila o Andreu Sansó. La Universitat elegirá su futuro en las urnas el próximo día 24 de mayo.
Mientras, en Alfons el Magnànim 29...
¿No pasa nada en la conselleria de Educación mientras los focos están en la UIB? Claro que sí. Hace dos semanas el departamento tuvo que poner todas sus energías en convencer al director general de Innovación y Comunidad Educativa, Jaume Ribas, para que no dimitiese.
