La batalla del alquiler turístico se recrudece. Y los frentes están cada vez más definidos, incluyendo en cada trinchera alianzas impensables hasta hace poco. De un lado, los hoteleros, los ecologistas, el movimiento vecinal, los sindicatos y las plataformas que reivindican la protección del territorio o el derecho a la vivienda. Del otro, la patronal del alquiler turístico (Aptur) y algunas asociaciones de sectores como el comercio, la restauración, las salas de fiesta y la oferta recreativa. En juego está el futuro de la sociedad de las islas, que ha visto cómo la multiplicación cibernética del alquiler turístico ha agudizado problemas como la subida de los precios de la vivienda, las dificultades para acceder al alquiler y captar trabajadores cualificados, o un exceso de turistas que no solo abarrota calles y playas: además lleva al límite infraestructuras tan importantes como las carreteras, las depuradoras o el abastecimiento de agua. También pone en peligro la estructura empresarial, hasta el punto de que los hoteles advierten de que si se apuesta por un modelo basado en la "especulación", la "opacidad" y la economía sumergida, ellos deberán competir con las mismas armas, convirtiendo los hoteles en apartamentos y reduciendo plantillas, algo que aseguran que es lo último que desean ellos y necesitan las islas.

De todo ello hablaba ayer Inma Benito, doble protagonista de una jornada en la que primero concedió una entrevista plena de contundencia al programa Al Dia, de Ib3 Ràdio, y más tarde se reunió con el nuevo presidente de Aptur, Joan Miralles. En la primera cita quedaba claro que el encuentro de después iba a dar pie a pocos acuerdos. En la entrevista, Inma Benito cargó contra la reforma del alquiler turístico del Govern, que según ella "fomenta la especulación con la vivienda: "Los ayuntamientos definirán dónde sí y dónde no se puede alquilar a turistas, a quién favorecemos", apuntaba Benito, que enfatizaba que por ese camino se empobrece la economía: "Jamás hemos dicho que el turismo residencial no sea necesario, no es cierto: hay una demanda que lo requiere, lo que no puede haber es unos incrementos de capacidad sin control, porque los efectos ya los estamos viendo. Los profesionales de la sanidad y la educación no pueden venir a nuestras islas a trabajar. También en las empresas tenemos problemas para retener el talento, porque la carestía de la vivienda hace que los trabajadores no quieran estar en las islas. Estamos volviendo a los años sesenta, con los hoteles poniendo en marcha edificios para alojar a trabajadores. Se dejaron de ocupar en su día, porque se primó la conciliación familiar, y ahora volvemos al pasado para primar esa economía de la especulación en la que estamos inmersos, y para la que estamos regulando", argumentaba la líder patronal, en el programa dirigido por el periodista Rafa Gallego.

A Benito le preguntaban si esa dificultad de acceso a la vivienda no tendría que ver más bien con los bajos salarios en la isla, algo que rechazaba, aludiendo a que en el sector han subido por encima de la inflación incluso durante la crisis, gracias a un convenio acordado con los sindicatos: "Los sueldos del sector son los más altos de España. Hemos sido el único sector que no ha destruido empleo en crisis y encima hemos invertido 1.200 millones en hacer hoteles de más calidad y eso es más salario: por convenio, si subes categoría has de subir sueldos". Frente a eso, Benito contraponía el alquiler turístico, generalizado "con un modelo especulativo que hace que la gente quiera generar rentas muy altas con poco esfuerzo, y sin impuestos".

El órdago hotelero

La presidenta hotelera considera que el alquiler, lejos de socializar los beneficios del turismo, perjudica a todos. "Se socializan los beneficios con los 150.000 empleos que dependen del sector hotelero. Tenemos que decidir como sociedad si queremos con el alquiler turístico irnos al doble de turistas, a 20 o 25 millones: podemos alquilar playas, terrazas, furgonetas, cuevas", ironizaba, antes de lanzar el órdago con el que ya lleva dos años avisando el sector: si se opta por el modelo de más turistas y más saturación, "incorporando 240.000 camas de alquiler, los hoteles nos pasaremos a ese modelo".

¿Qué supondrá eso? "Eso significará eliminar personal, poner las habitaciones a disposición del alquiler y entrar en un modelo que no tiene que ver con la economía del bienestar. No es lo que queremos: significa menos recaudación pública, menos empleo, pero no vamos a poder competir con ese aumento desaforado de capacidad con normas distintas e impuestos distintos", sostenía la presidenta hotelera, que pide por ello al Govern y a la sociedad que reflexionen sobre el modelo que quieren.

Se lo decía luego al líder de Aptur, que defiende esencialmente lo contrario: que el alquiler turístico redistribuye mejor los beneficios del turismo y que la reforma del Govern, no vale, pero porque excluye al 90% de los pisos. Pese a ello, en la toma de contacto de ayer, hoteleros y alquiler acordaron buscar una solución conjunta, que empezará por una propuesta de Aptur con la solución que quieren dar a los pisos en edificios residenciales.