El exlíder del PSOE y candidato a la secretaría general del partido, Pedro Sánchez, demostró ayer en Palma su fuerza entre la militancia de Balears, con unos 500 afiliados que llenaron el salón de actos de la sede de la ONCE en Palma en el que presentó su candidatura. La líder del PSIB y presidenta del Govern, Francina Armengol, pudo comprobar en persona que su apuesta por Patxi López no ha convencido a la militancia de las islas, que se volcó con Sánchez no sólo en número (en marzo López estuvo arropado por unos 200 afiliados en su presentación en Palma), sino también en el caluroso y a veces eufórico recibimiento que dieron al exsecretario general. Armengol acudió al acto, acompañada por varios consellers del Govern, cumpliendo su palabra de asistir a todas las presentaciones en Mallorca de los candidatos de estas primarias, aunque los educados aplausos que recibió demostraban que su opción de no mantener el apoyo a Sánchez no ha sido bien recibida por numerosos militantes.

Sánchez lanzó numerosos guiños a la líder del PSIB, agradeciendo su presencia, y resaltó su defensa de un "Estado plurinacional y plurilingüe", así como de la "igualdad de territorios" ya que "no puede ser que un pueblo como el balear, que es solidario" reciba peor trato por parte del Estado. Además, recordó las declaraciones de Armengol en las que afirmaba que no consideraba compatible ser secretaria general del PSOE nacional y presidenta autonómica, en referencia a Susana Díaz. "Estoy de acuerdo, pero no te preocupes, lo haremos incompatible", dijo dirigiéndose a Armengol.

No obstante, el grueso de su discurso lo repartió entre ataques al PP y la defensa de la "necesidad" de "refundar" el PSOE y situarlo de nuevo en la izquierda. "Desde luego, lo que no podremos hacer es un PSOE ganador si estamos unidos a la derecha", dijo el exsecretario general quien arremetió contra la corrupción en el PP. La dura semana de los populares, con Rajoy llamado a declarar como testigo en el juicio del caso Gürtel, ha servido en bandeja a Sánchez un argumento de peso para avalar su negativa a facilitar el Gobierno popular. "No podemos abstenernos ante la corrupción del PP", dejó ayer claro tras pedir a la gestora del PSOE que pida la comparecencia de Rajoy ante el Congreso para "explicar la trama Gürtel".

Sánchez insistió en varias ocasiones en que "si el PSOE quiere ser un partido ganador" debe "recuperar la credibilidad", lo que pasa por "decir lo que se hace y hacer lo que se dice" en sus decisiones. "Yo cumplí con la palabra dada y pagué un alto precio por hacerlo", dijo recordando cómo fue desalojado de la secretaría general. En este sentido, mostró su deseo de que las primarias del 21 de mayo supongan la "última vez que un secretario general del PSOE tenga que dimitir por cumplir con la palabra dada a los votantes y militantes".

A su vez, criticó que haya "compañeros" que crean que con él "se romperá el partido" o que quiere romper España. "El copyright del discurso del miedo lo tiene la derecha, no le paguemos derechos de autor", ironizó. Para Sánchez, en estas primarias se decide "entre el modelo que se impuso por las bravas en octubre, el de la abstención al PP de un PSOE del siglo XX, y el PSOE de la palabra dada y del siglo XXI". Añadió que si el PSOE "no se refunda, la izquierda no gobernará en muchos años" y que en estas primarias los socialistas se juegan "ser los primeros (como alternativa al PP) o los terceros".

Sánchez, quien entró en la sala mientras por los altavoces sonaba 'Color esperanza', de Diego Torres, y cerró el acto cantando La Internacional con el puño levantado, fue presentado por Carles Manera, exconseller de Economía; Natalia Troya, alcaldesa de Son Servera, y Ares Fernández, de las juventudes del PSIB.