-¿ Cuál es su impresión de la implantación de las energías renovables en Mallorca?
-Visito Mallorca a menudo y me pregunto por qué no están más presentes en un lugar tan mimado por el sol y el viento. La respuesta es que se trata de un asunto que depende del marco legislativo. En Alemania pusimos en marcha en el año 2000 la Ley de las Energías Renovables que hizo que el porcentaje aumentara hasta el 30 por ciento. Gracias al fomento, hemos avanzado mucho. También aquí en España debería promoverse una remuneración garantizada por alimentar la red.
-Instalaciones fotovoltaicas de particulares tienen un papel secundario en Mallorca y los proyectos grandes para parques solares reciben críticas por su impacto ambiental. ¿Cómo los valora usted?
-Conozco bien el debate. Hace falta diálogo con los ciudadanos. Es comprensible que los mallorquines sean más críticos porque ha habido muchas intervenciones en el paisaje. Por eso, hay que hacer publicidad de los proyectos de este tipo y explicar las consecuencias del cambio climático, como por ejemplo la sequía cada vez más grave en Mallorca. Aparte, habría que fomentar mejor las instalaciones pequeñas.
-¿Y qué tal los molinos de viento en la Tramuntana?
-Es comprensible que el debate en una isla pequeña se circunscriba a instalaciones de impacto más reservado. Seguro que aquí casi no habría instalaciones grandes. Sin embargo, también existen instalaciones pequeñas y eficientes. En Mallorca, por ejemplo, abundan los molinos de viento tradicionales. Y en esta tradición se podría basar el futuro desarrollo.
-¿En qué medida es posible definir la agenda con políticas energéticas en el actual debate político de Alemania en el que casi sólo se habla de refugiados?
-Es posible unir los temas. Si hoy en día no invertimos en la protección del clima, aumentará todavía más el número de refugiados que huyen de sequías o tormentas. También está el asunto de los puestos de trabajo con futuro. Por ejemplo, en Alemania se han creado 350.000 puestos de trabajo en el sector de las energías renovables.
-¿Es posible llegar a los ciudadanos con estos argumentos si el debate en Alemania resulta tan histérico?
-Los Verdes siempre hemos luchado por la protección de las fuentes de la vida. En eso continuamos. Pero también deseamos conectar con los debates actuales. Uno de cada diez alemanes se ha involucrado en la ayuda para los refugiados. Esta enorme solidaridad también es necesaria con las futuras generaciones.
-En Mallorca hubo manifestaciones para acoger a más refugiados. ¿Preferiría ser política aquí?
-También hubo manifestaciones a favor de refugiados en Alemania, después de los ataques a hogares de refugiados. Espero que el compromiso de la sociedad civil en Alemania sea un baluarte para combatir a los grupos de la extrema derecha.
-¿Ha analizado lo que ha fallado en la política europea, cómo puede ser que Alemania haya acogido a tantos refugiados y España a tan pocos?
-La política europea de los años pasados se ha basado en el paternalismo, sobre todo por parte de Alemania. Quien exige de otros países unos recortes duros y define eso como premisa, nota las consecuencias en la política de redistribución de los refugiados. En Alemania, durante el año pasado han solicitado asilo 750.000 personas - integrarlos en una sociedad de 83 millones de habitantes es posible. Es cierto, había situaciones no aceptables cuando refugiados tenían que vivir durante meses en polideportivos y los estudiantes no podían usarlos. Pero eso se ha resuelto, y del esfuerzo de integración, al fin y al cabo, nos vamos a beneficiar todos.
-¿Cree que el debate sobre refugiados le va a costar votos en las elecciones al Bundestag?
-Queremos que las elecciones sean una decisión de rumbo sobre la cuestión de convivencia. Promovemos un país abierto al mundo, solidario y preparado para el futuro. Por eso no estoy preocupada por nuestra popularidad.
-Son temas con los que se identifica sobre todo al nuevo candidato de los socialdemócratas, Martin Schulz...
-Eso no me preocupa. Martin Schulz también representa los recortes de Merkel y Juncker, convenios de comercio como CETA o la política europea de refugiados en el mediterráneo.
-En Francia habrá elecciones presidenciales. ¿Dónde se posiciona usted?
-Teníamos con Yannick Jadot un propio candidato verde en la carrera que renunció a favor de Benoit Hamon. Me parece bien que se junten las fuerzas democráticas para evitar a la candidata de extrema derecha Le Pen. Por eso, Emmanuel Macron podría vencerla ya en la primera ronda.
-Después del Brexit y Trump, ¿Se ha frenado el movimiento populista?
-No se debería minimizar, pero es posible vencerlo. Eso también lo ha demostrado la victoria ajustada de Alexander van der Bellen en las elecciones presidenciales en Austria. Pero el movimiento autoritario en Europa no es pasajero, los sentimientos antieuropeos se refuerzan desde hace años. También sobre Trump, Putin y Erdogan se necesita hablar claro.
-¿Cómo se debería actuar respecto a Erdogan?
-Deberíamos dejar claro que estamos en el lado de los que luchan por la democracia y el Estado de derecho. Se deberían dejar de suministras armas, y también se debería retirar el ejército alemán (que actualmente lucha en Turquía contra el Estado Islámico).
