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Salud

Alergias más graves por la contaminación

Boi, doctora en Biología, deplora que los servicios de jardines planten árboles muy problemáticos

Alergias más graves por la contaminación

"Todos los pólenes que flotan en el aire provocan algún tipo de reacción en las personas. Y esta sensibilidad es más acusada en las ciudades ya que los pólenes actúan como vectores (agentes transmisores) de partículas químicas procedentes de los gases en combustión. Estas partículas se adhieren a los pólenes y, de esta manera, penetran más profundamente en nuestras vías respiratorias", explica Marzia Boi, doctora en Biología y profesora asociada en el área de Botánica del departamento de Biología de la UIB.

Esto explicaría el hecho de que las alergias revistan un carácter más grave en las ciudades donde la contaminación es más acusada. Esto y el hecho de que una persona alérgica a un determinado polen evoluciona con el paso de los años y se hace sensible a la floración de otras plantas, explica la especialista, que calcula que el porcentaje de alérgicos en las islas rondaría el 25% de la población. Y subiendo.

Anticuerpos con memoria

La doctora en Biología revela que los síntomas de una alergia no son otra cosa que la reacción del organismo a las proteínas del polen que perciben como una amenaza, generando anticuerpos contra ellas: "Y estos anticuerpos tienen memoria y cuando detectan la presencia de pólenes en el aire los combaten provocando los típicos síntomas como hinchazón de los ojos, lagrimeos..."

Marzia Boi destaca además que las peculiares condiciones meteorológicas de las islas, con elevadas temperaturas y humedad, propician que haya especies de plantas que, a diferencia de lo que ocurre en la península, "florezcan durante once meses al año. Estoy hablando de la Parietaria judaica, Mollera roquera en catalán, una planta de la familia de las urticáceas que provoca importantes alergias porque el grano de su polen es muy pequeño".

Hablando de los tipos de pólenes más habituales por estas latitudes, la bióloga apunta al polen del olivo, que ya está presente en la atmósfera desde esta primera decena de abril cuando su periodo de floración más habitual comprendería desde el mes de mayo a finales de junio, adelanto que achaca a los efectos del cambio climático. "Y al polen del olivo de aquí se le suma el llegado de otros lugares, como Andalucía, de la misma manera que nos llega polen de abedules desde Centroeuropa", detalla.

También lamenta esta profesora tutora de Biología y Ecología de la UNED las políticas que llevan a cabo los servicios de parques y jardines municipales. Unas políticas que, denuncia, apuestan por plantar árboles muy problemáticos y perjudiciales para las personas en sus periodos de floración.

"Y te pondré varios ejemplos. En el aparcamiento de Festival Park y en distintos puntos de Inca se ha plantado Lagunaria, una planta australiana con grandes frutos que, al madurar, sueltan unos pelitos muy urticantes y punzantes. O los Plátanos de sombra del centro de Ciutat, unos árboles que provocan muchas molestias y solo reportan el beneficio de un poco de sombra en verano. O los cipreses y otras cupresáceas que florecen de octubre a mayo y son sembrados por los propios ayuntamientos al contrario de lo que ya se está haciendo en otras ciudades, donde estos árboles se están sustituyendo por plantas de menor tamaño y menos dañinos como el boj o el laurel", concluye.

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