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Opinión

La crisis declina en incertidumbre y debilidad

Todo será mucho más incierto y complicado a partir de ahora, tanto en la capacidad de resolución ejecutiva del Govern como en el seno de algunos partidos afectados, en especial un Més que va a menos. Queda acreditado que los principales implicados no están a la altura de las circunstancias, ni asumen responsabilidades para resolver la bola de engaños y disimulos crecientes formalizados a cuenta de los contratos ligados al asesor y jefe de campaña electoral de los econacionalistas.

La comparecencia de Biel Barceló en el Parlament, pese a su buena estructura formal, deja el lastre, ya prácticamente insalvable, de su debilidad de liderazgo y unas secuelas que se adentran incluso en el terreno emocional y personal. Han aparecido los oportunistas de casi siempre, Podemos pone plazo a la continuidad de Barceló y en Més se intensifican los movimientos para reemplazarle al frente de la coalición. Pero no aflora un líder nítido y ni siquiera con apoyos suficientes o notables. Se vuelven a alimentar las incompatibilidades entre nacionalistas y ecologistas. La gestión política es una disfunción en relación a las exigencias y necesidades del momento.

Con todo, la presidenta Armengol también quiere conservar el cargo y rechaza cualquier posibilidad de disolver el Parlament y convocar elecciones. Antes la precariedad crónica que la estabilidad de renegociaciones cada vez más difíciles. Quien días pasa?

Otra vez el papel de Podemos vuelve a ser fundamental. Su equidistancia inspectora asumiendo el Pilatos no puede ser permanente. Entre otras muchas cosas porque la Semana Santa no dura todo el año y este archipiélago tiene retos de gran envergadura que no pueden estar de forma permanente a la intemperie de un Govern débil y unos políticos carentes de recursos y de margen de maniobra.

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