"El tumor cerebral que presuntamente curaba el compuesto que se vendía ilegalmente provoca un tipo de enfermedad tan devastadora para el paciente y su familia que no dudan en agarrarse a cualquier crecepelo que les ofrezcan", revela Josep Fuster, oncólogo de Son Espases especializado en tumores cerebrales.

Este especialista, junto a Josefa Terrasa, jefa del servicio de Oncología del hospital de referencia, fueron los primeros en denunciar la venta fraudulenta de este fármaco no autorizado por la Agencia Española de Medicamento por parte de dos catedráticos de Biología Molecular de la UIB, Pablo Escribá y Xavier Busquets.

"Varios de mis pacientes, alternados en el tiempo, me refirieron que habían tomado el presunto fármaco que curaba los tumores de cabeza y me dijeron que, físicamente, se estaba encapsulando y vendiendo en la UIB", continúa el oncólogo.

Fuster, que lleva desde el año 2007 trabajando en el tratamiento de estos tumores, asegura que desde esa época ya le llegaban rumores de la presunta comercialización ilegal de Minerval, el "milagroso" compuesto curativo. "Les aseguraban que el fármaco curaba los glioblastomas, uno de los cánceres con peor pronóstico, al nivel del de páncreas, con una supervivencia media tras el diagnóstico de unos once meses. Y les pedían elevadas sumas de dinero asegurándoles además unas garantías de éxito inhabituales en Medicina", lamenta este profesional. Este facultativo tiene constancia de que al menos cinco enfermos lo adquirieron y lo consumieron. "Y ninguno de ellos ha sobrevivido", zanja.

La historia de la otra denunciante, Josefa Terrasa, se remonta aún más en el tiempo. "Entre 2004 y 2006, no lo recuerdo bien, acudió Pablo Escribá a una sesión clínica con neumólogos en Son Dureta para explicarnos las bondades de un fármaco que decía que era eficaz contra las neoplasias cerebrales. Ya en ese momento me pareció que su investigación adolecía de muchos defectos metodológicos", rememora.

La jefa de Oncología de Son Espases considera hoy que el Minerval, "un ácido transoleíco, es como un poco de aceite dentro de una cápsula. No creo que sea tóxico, pero no es nada más que un suplemento vitamínico".

Tres cartas

"En mayo de 2015", continúa su relato, "tuvimos la constancia de que a una paciente, familiar de un facultativo compañero nuestro, le habían ofrecido el producto. Y enviamos cartas denunciando estos hechos a la dirección de Son Espases, a la UIB y al Colegio de Médicos. La única respuesta que obtuvimos vino de Francesca Mas, presidenta del Consell Social de la UIB, que se reunió con Fuster y conmigo".

A raíz de esta reunión, Fiscalía llamó a declarar a los dos oncólogos, poco antes del verano pasado. "Estábamos indignados de que se intentara tomar el pelo a nuestros pacientes dándoles un aceite a precio desorbitado que, presuntamente, les iba a curar un tumor", sostiene Terrasa antes de revelar que un año antes, en 2015, el coinvestigador Xavier Busquets intentó de nuevo en otra sesión "venderles" el milagroso producto.

"Pero, al igual que en la primera presentación, exhibió ensayos sin ningún rigor científico y, creo recordar, empleando las mismas imágenes que en la exposición de Escribá de diez años antes", rememora la jefa de Oncología.

Fuster corrobora las declaraciones de su jefa y sostiene que ante Fiscalía denunciaron que tenían constancia de que se estaba vendiendo un compuesto como un presunto fármaco que no estaba aprobado por la Agencia Española del Medicamento, que se comercializaba por unos presuntos efectos terapéuticos no demostrados y que, encima, lo estaba prescribiendo a los enfermos un profesional que no era médico. "Y la UIB no quería hacer demasiado ruido con este asunto.Se miraba hacia otro lado", concluye este oncólogo.