Sin advertirlo en ningún momento los controladores aéreos de todos los aeropuertos del país iniciaron una movilización ilegal, que consistió en ir levantándose uno a uno de sus mesas de trabajo, alegando una repentina enfermedad. Este comportamiento obligó al Gobierno a ordenar el cierre del espacio aéreo y a tomar la drástica decisión de militarizar el servicio. Pero los grandes perjudicados fueron los miles de pasajeros que durante el puente de la Constitución del año 2010 se quedaron sin poder salir de viaje por la suspensión de los vuelos.