Orbán o Urbán fue un ingeniero de origen húngaro que, según Stefan Zweig protagonizó uno de los episodios cruciales de la historia de la humanidad. El tal Orbán acudió a Constantinopla para presentar sus conocimientos al decadente imperio bizantino. Se ofreció para construir un cañón de grandes dimensiones con el que destruir a cualquier enemigo que osase acercarse a la imponente muralla que defendía la actual Estambul. Constantino XI Paleólogo declinó contratarle.
Orbán se trasladó entonces a la otra orilla del Bósforo y presentó su plan al sultán Mehmed II: una pieza artillera capaz de derribar las defensas del bastión cristiano en Oriente. El joven monarca, acababa de acceder al trono, aceptó. El arma fue fundida y trasladada con ingente esfuerzo a las inmediaciones de la ciudad. Sus proyectiles de casi 700 kilos debilitaron los muros. El 29 de mayo de 1453 Constantinopla fue conquistada.
La historia, contada magistralmente por Stefan Zweig en Momentos estelares de la humanidad, demuestra la importancia de elegir bien las alianzas en los momentos decisivos.
En Més consideraron un gran acierto el fichaje de Jaume Garau para que diseñara y dirigiera la campaña electoral de 2015. Amigos y adversarios alabaron la potencia e inteligencia de las armas utilizadas para lograr unos grandes resultados pese a la irrupción de Podemos.
El problema para los ecosoberanistas es que el inmenso cañón puesto a su servicio por Jaume Garau se ha vuelto en su contra, está debilitando las sólidas defensas del partido y amenaza con desatar una sangría de consecuencias imprevisibles. ¿Conquistarán Podemos y el PSOE el bastión nacionalista gracias a Garau?
