El futuro de la conselleria de Transparencia y Cultura está en el aire. Es más, existen posturas totalmente enfrentadas sobre lo que hay que hacer con el departamento que hasta el viernes dirigió la destituida Ruth Mateu a raíz de la polémica de los contratos con el jefe de campaña de Més, Jaume Garau. La presidenta Francina Armengol y el PSIB-PSOE son partidarios de suprimir la conselleria y repartir las áreas en diferentes departamentos. No obstante, en Més la consideran una conselleria que es de su cuota en los acuerdos por el cambio y no quieren desprenderse de ella.

En la tarde de ayer Més mantuvo toda una serie de reuniones para analizar las diferentes posibilidades. Por una parte, tienen sobre la mesa el acuerdo de la Ejecutiva que ordena a la comisión negociadora no ceder y exigir la conselleria para una persona de Més. Por otra, tienen la propuesta, casi exigencia, de Armengol que apunta que lo más conveniente para cerrar la crisis es no nombrar a nadie y repartir los departamentos de forma trasversal a todo el Govern.

Los socialistas les están dejando poco margen de maniobra a unos nacionalistas muy debilitados al ser los causantes de la crisis con el escándalo de los contratos con Garau. Armengol incluso les ha recordado que, tras la marcha de Més per Menorca, solo cuentan con seis diputados y su cuota no es la misma de cuando se firmó el Pacto.

Las bases de Més están muy enfadas por lo ocurrido con los contratos con Garau y consideran que ceder la conselleria de Transparencia sería un síntoma de debilidad ante sus votantes.

Antoni Verger rechaza el cargo

Més se ha encontrado con un problema añadido. Consiste en la dificultad para encontrar a alguien de garantías para convertirse en nuevo conseller de Transparencia y Cultura. El candidato mejor posicionado que tenían era el exconcejal y excandidato a las generales Antoni Verger. Sin embargo, Verger ha rechazado el cargo de conseller, según confirmaron ayer fuentes de Més. Las mismas fuentes todavía no lo descartaron del todo, ya que estaban intentado convencerlo. Pese a ello, aseguran que Verger fue claro a la hora de decir no.

Por otra parte, las bases de Més están partidas en dos. Hay un sector, los del PSM, que se negaba en redondo a expulsar a Jaume Garau del partido y culpan a David Abril y Fina Santiago (ala de Iniciativa Verds en Més) de promover que se eche a su gurú.

En la reunión de ayer por la tarde, celebrada en la sede de Més de la calle Antillón, se analizaba que postura tomar con la conselleria, pero también que responsabilidades se asumían tras la apertura de diligencias por parte de la Fiscalía Anticorrupción. No se descarta que en la jornada de hoy se puedan tomar más decisiones drásticas para intentar taponar una crisis que está desgastando a marchas forzadas al partido econacionalista. Sobre la mesa estaban los cargos de los directores generales y responsables de empresas públicas que contrataron a Jaume Garau.

Mientras, el Govern aseguró ayer que en dos semanas tendrá el informe sobre los contratos a Garau. También recordaron que "La primera fiscalización la hizo el propio Govern, que decidió abrir diligencias informativas, a fin de que se realizara un análisis técnico de los contratos adjudicados por diversas direcciones generales".

Laura Camargo, portavoz de Podemos aseguró: "las últimas responsabilidades en un caso como éste se asumen dando la cara y hasta presentando la dimisión. Mantendremos la paciencia, pero no seremos benevolente si se demuestra cualquier irregularidad". Xavier Pericay, portavoz de Ciudadanos, insistió en la dimisión de Barceló y Vicenç Vidal y exigió a la presidenta Armengol que se someta a una cuestión de confianza. El socialista Alcover defendió las responsabilidades políticas tomadas por el Govern.