-¿Cuál es la función de su unidad?

-La de orientar, asesorar e informar a las personas trans que voluntariamente quieran o necesiten ser orientados. También realizo intervenciones terapéuticas con las personas y las familias con dificultades de aceptación y adaptación.

-Antes se les exigía un informe de disforia de género y una prueba de vida?

-El primero ya no es necesario, hemos superado esa etapa, las personas trans lo son por derecho propio. Por eso me gustaría que desvinculases mi unidad de la de Salud Mental de Son Espases, es un dispositivo al margen de ella y para ayudar a estas personas.

-¿Y con respecto a la prueba de vida?

-Era una garantía que exigían los profesionales de la Salud antes de iniciar cualquier intervención hormonal o quirúrgica y que obligaba a estas personas a acreditar que podían vivir un mínimo de seis meses de una manera acorde con el sexo sentido. Vestirse y vivir como hombre o mujer, lo que era una barbaridad porque hay circunstancias sociales, laborales o familiares que lo pueden impedir y muchos trans no podían cumplir este requisito.

-¿A cuántas personas trans está asesorando en estos momentos?

-A 28 infanto-juveniles con edades comprendidas entre los 5 y los 18 años de los que 14 son chicos trans (nacieron biológicamente chicas) y las otras 14 son chicas. Y a 11 adultos, cinco mujeres trans y seis hombres.

-¿Y cuál es su paciente más joven?

-Cuando entró por la puerta de mi consulta tenía 4 años y 11 meses. Hay algunas personas que manifiestan su identidad de género en edades muy tempranas. Pero hay de todo. Hoy mismo (el martes pasado) he atendido un primer caso con 22 años. Soy de la opinión que cuanto antes se manifiesten, mejor. Así podremos ayudarles más satisfactoriamente en el desarrollo de su identidad sentida y expresada. Mi función es acompañar, que no diagnosticar, en el proceso del desarrollo de la persona en su identidad. ¿Por qué les acompaño? Porque todavía vivimos en una sociedad patriarcal que no ha asumido estos cambios.

-¿Qué les aconseja a las personas que quieren someterse a un cambio de sexo?

-No les aconsejo nada. Si una persona quiere una intervención quirúrgica, hablamos de los pros y los contras, pero la decisión es siempre suya. Sí te diré que en el caso de las mujeres trans, la mayoría quiere hacerse una vaginoplastia. Y yo opino que esto es el producto de vivir en una sociedad machista, en un sistema social que valora los atributos sexuales.

-Personas trans me han referido malos tratos al ser atendidos en algún recurso asistencial. ¿Qué se está haciendo mal en el Servei de Salut?

-Desgraciadamente todavía hay muchos profesionales a los que falta sensibilidad para tratar a un paciente trans. Todavía hay muchos prejuicios basados en estereotipos de género entre los profesionales de la salud.

-¿Cómo se debe actuar con ellos?

-En primer lugar, llamarles por el nombre deseado y no registrado, aceptar plena e incondicionalmente la identidad de género de la persona que tienes delante. En definitiva, ayudarles a entender y a definir su verdadera identidad.

-¿Y qué se hace mal?

-He visto muchas cosas. Escribir la historia médica como si se tratara de una mujer cuando está hablando de un hombre trans, establecer diagnósticos que no proceden o realizar exploraciones físicas innecesarias y en muchos casos humillantes.

-¿Se puede justificar esta forma de actuar?

-Los profesionales sanitarios, sobre todo en los casos en que los niños o niñas son muy pequeños, albergan dudas. Y lo que hay que hacer es facilitarles las cosas para que muestren su verdadera identidad de género con libertad.

-¿Cómo se va a trabajar para erradicar este trato denigrante?

-Dentro de poco vamos a realizar un programa de formación en materia de identidad de género para profesionales de medicina de familia, pediatría y enfermería de Atención Primaria, la puerta de entrada al sistema sanitario de este colectivo, sobre todo de los trans más jóvenes. Un programa de formación que en realidad será un programa de sensibilización para estos profesionales.