El primer día que Turismo sancione con 20.000 euros -la nueva multa mínima de esta temporada- a un histórico votante de Més, Biel Barceló puede ir preparando las maletas. Él, y detrás suya Francina Armengol. El Pacto que se ha atrevido a reinstaurar la ecotasa se la juega esta legislatura con el alquiler vacacional. Y pintan bastos para socialistas y econacionalistas. Podemos sacará tajada, como con todas las desventuras de este Govern.
Barceló es el campeón de la parsimonia, se comprueba una vez más en la regulación del tema que más preocupa a los mallorquines esta temporada. A punto de entrar en su ecuador, a este Ejecutivo se le atraganta la ley de los alquileres turísticos.
Con el GOB y Terraferida acorralando día sí día también al vicepresidente y conseller -hoy preparan otra-, en Més no saben cómo salir del laberinto de la saturación que ellos mismos retroalimentan. Hacer que sean las comunidades de propietarios las que denieguen la actividad, o descargar en el Consell de Mallorca la cuestión más sensible del affaire -pintar sobre el mapa dónde se puede arrendar y dónde no- es una muestra más de la dejadez política. Barceló no quiere decidir; se habría contentado implantando el impuesto turístico que Bauzá y Delgado han prometido derogar, y dejar para 2019 la patata caliente del alquiler a Biel Company.
En su última ocurrencia, la conselleria de Turismo copia a Montoro y facilitará que los ciudadanos denuncien a sus vecinos de escalera. Un Govern incentivando el chivatazo para tapar su inacción sancionadora. La cifra de inspectores y los expedientes incoados en 2016 avergüenza a cualquiera. Por contra, Hacienda no pierde el tiempo y recauda por doquier. Que la peña siga alquilando, mientras pague al fisco. Lo dicho, a esperar que Barceló cace en AirBNB a los primeros "anfitriones" de Més. Cómo nos vamos a reír.
