"He perdido la salud, el dinero, el trabajo y la vida". Mari Ángeles Medina ha sido uno de los pocos rostros visibles de afectados desde que estalló el caso de la estafa piramidal. Medina, quien vive en Cataluña, no es Testigo de Jehová, aunque la mayoría de afectados pertenecían a esta comunidad religiosa. "Ellos pudieron hacer la estafa, porque eran Testigos", continúa Medina, en alusión a los condenados. Al menos uno de ellos era un anciano de la comunidad, que es una figura con gran ascendiente en este colectivo. "Los ancianos guían a la congregación y protegen su espiritualidad. Tal como un pastor cuida con esmero a cada una de sus ovejas, los ancianos se preocupan por conocer individualmente a todos los miembros del rebaño de Dios", se puede leer en la web de los Testigos de Jehová ( www.jw.org).

Medina, quien ha estado estos días de viaje de Imserso en Mallorca, cuenta cómo empezó todo: "A mí, desde un principio, no me hacía gracia, pero nos metimos, porque toda nuestra familia ya estaba dentro". Invirtieron unos 120.000 euros. Al principio, les pagaron los intereses, aunque de una forma insólita. "Por la noche, venía a casa (uno de los responsables) y nos daba los intereses en metálico", relata.

Una vez, ya muy escamada, se presentó en la sede de la empresa para pedir explicaciones. "Me pusieron un vídeo de la inauguración de la mutua Más Vida, donde se veían altos cargos de la Generalitat catalana, como el conseller de Trabajo. Y me dijeron: '¿Tú crees que va a haber algo malo con toda esta gente tan importante?", recuerda Medina, quien, asegura, no tiene "ninguna confianza" en poder recuperar su dinero.