Los policías locales de Palma que acudían a las fiestas privadas que se organizaban, supuestamente en la discoteca Tito´s, que pertenece al empresario Cursach, consumían cocaína que previamente habían intervenido a los traficantes callejeros. Esta afirmación se basa en la declaración que han realizado varios testigos, que coinciden en la descripción que realizan sobre estas fiestas privadas. Estas declaraciones justificaron la detención y posterior puesta en libertad, tanto del director de la discoteca del Paseo Marítimo, Jaime Lladó, como el antiguo jefe de relaciones públicas, llamado Arturo, que en estos momentos está jubilado.

Estos testigos han identificado, al menos, a ocho de los policías locales que acudían a estas celebraciones privadas que se organizaban en la sala VIP de la discoteca. Todos los nombres pertenecen a policías que se sitúan en el centro de la trama corrupta en Palma, entre los que están los máximos responsables de la Patrulla Verde. La mayoría ya ha estado en prisión, ya que se les acusa, entre otros delitos, de haber coaccionado a empresarios exigiéndoles dinero, a cambio de no realizar inspecciones en sus locales. También se les acusa de dedicarse a avisar a determinados locales nocturnos para que estuvieran preparados ante la inminente visita de la Policía para realizar una inspección.

El juez Penalva y el fiscal Subirán, así como los funcionarios del grupo de Blanqueo de Dinero de la Policía, otorgan total credibilidad a la información que están facilitando estos testigos por la cantidad de detalles que están dando. Esto demuestra que son hechos que habrían presenciado con sus propios ojos, es decir, no se basan en informaciones de un tercero.

No es la primera vez que otros testigos, que nada tienen que ver con la investigación de los negocios del Grupo Cursach, han afirmado que varios de estos policías locales de Palma se dedicaban a consumir la droga que previamente intervenían a los traficantes callejeros. En la causa aparecen numerosos nombres de policías que serían consumidores habituales de drogas.

En la época en la que se celebraban estas fiestas privadas en las discoteca del Paseo Marítimo, en la puerta, en funciones de seguridad, trabajaba un policía local, llamado Javier. Es el mismo agente que también fue detenido el miércoles y puesto en libertad al día siguiente. A este funcionario se le conoce en el cuartel con el apodo de ´musculitos´. Su aspecto actual nada tiene que ver con el de hace unos años, cuando era un practicante habitual del deporte de las pesas.

Los policías locales que han señalado los testigos siempre entraban gratis en la discoteca del Paseo Marítimo. Se identificaban con la placa profesional. El portero que les facilitaba la entrada era, precisamente, su compañero.

Las fiestas privadas, según la información que manejan los investigadores, se celebraban habitualmente los domingos por la noche. Era el día con menos clientes en la discoteca. Las orgías se celebraban en la zona privada, donde la entrada está restringida. Solo se puede acceder a esta sala si el cliente compra una botella de alcohol. Sin embargo, los agentes investigados no tenían que hacerlo. Las bebidas corrían a cargo de la empresa. Los testigos han señalado que todos solían consumir una determinada marca de ginebra, que es una de las más caras del mercado.

En estas fiestas privadas se mezclaban droga y sexo. La empresa, a través del relaciones públicas que fue detenido, según afirman los testigos, se encargaba de contratar a las prostitutas. Se conoce los nombres de los clubes de alterne que facilitaban estas profesionales del sexo.

Las relaciones sexuales no se mantenían en la sala VIP de la discoteca, puesto que podían entrar otros clientes que previamente habían comprado una botella de alcohol. La empresa les facilitaba el acceso a otras áreas privadas del local, como podían ser los despachos de los directivos o los vestuarios de los trabajadores. Allí los policías podían mantener relaciones sexuales con estas prostitutas, en ocasiones con varias a la vez, sin la presencia de testigos.

Lo niegan todo

Tanto el director de la discoteca, Jaime Lladó, como el antiguo jefe de relaciones públicas, negaron que estas fiestas con policías se hubieran organizado en alguna ocasión. Los dos trabajadores de Cursach intentaron desmontar las declaraciones que han realizado estos testigos, diciendo que están mintiendo. Sin embargo, los investigadores están convencidos de que estas fiestas se organizaban para agasajar a los funcionarios municipales, a cambio de que después les proporcionaran un trato de favor con respecto a otros empresarios del sector nocturno. Un trato preferente que consistía en que se les avisaba cuando se preparaba una inspección. De hecho, según los datos estadísticos que maneja el juez Penalva y el fiscal Subirán, existe una gran desproporción entre las sanciones económicas que se impone al Grupo Cursach, con respecto a otros locales de ocio nocturno.

Los dos empleados de Cursach que fueron detenidos aseguran que en las fechas que señalan los testigos esta sala no existía. Y, por tanto, niegan que estas fiestas privadas con policías se celebraran. Arturo, el relaciones públicos, se excusó en que hacía mucho tiempo que estaba desvinculado de la empresa y que no sabía que los clientes que acudían a la discoteca eran policías. Sin embargo, los investigadores no creen que estos testigos mientan, por el volumen de datos que están facilitando.