En diciembre del año 2010, un directivo de Sa Nostra justificaba a Diario de Mallorca la fusión de su entidad con las cajas de Murcia, Granada y Penedés, todas ellas más grandes que la balear, con una analogía tan efectiva como sobada: "Preferimos ser cola de león que cabeza de ratón". El ejecutivo explicaba luego que, con la operación, el futuro de Sa Nostra estaba garantizado. Y añadía que pasaban a ser parte importante, aunque no imperante, de un grupo "sólido y estable, en el que se oiría la voz de las islas". Nacía BMN, en plena ola nacional de fusiones forzosa. Sólo tres años y tres meses después, Sa Nostra veía su participación del 13% en BMN reducida al 2,01% actual, después de que el Estado acudiese al rescate de la entidad y se quedase con el 65% que aún detenta en ese supuesto león del que la caja balear pretendía ser la cola.

El golpe definitivo a la historia de Sa Nostra, fundada en el año 1882, llegó ayer: tras meses de análisis, ofertas, rumores y temblores, el león BMN dio el primer paso para salvar su melena uniendo fuerzas con una titán financiero cinco veces más grande, esa Bankia ayer en manos de Blesa y Rato y hoy dirigida por el mucho más prestigioso Ignacio Goirigolzarri. La operación, impulsada por el Gobierno español a través del fondo con el que controla más del 60% de Bankia y el 65% de BMN, aún deberá superar unos cuantos obstáculos, pero si se consuma, como todo indica, Sa Nostra habrá pasado en siete años de controlar el 100% de sí misma a disiparse en un gigante, el cuarto mayor banco español, del que poseerá un 0,5% en el mejor de los casos. Ni cabeza de ratón, ni cola de león: solo irrelevancia.

"La mejor estrategia"

Para que quede claro quién gobierna BMN, Bankia y el proceso que las unirá, la noticia de ayer llegaba a través de una comunicación oficial del Estado a través de su fondo de rescate, el FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria). En él se explicaba que consideran que la fusión de los dos bancos nacionalizados es "la mejor estrategia" para recuperar parte de los más de 24.000 millones de euros públicos inyectados a Bankia y BMN para evitar su colapso. Según desgranan en el FROB, la unión de los dos bancos herederos de una decena de antiguas cajas permitirá "unas sinergias de más de 600 millones de euros". Esa es la clave de la operación: el ahorro operativo de una fusión que donde menos gasto recortará a Bankia y a BMN es precisamente en Balears.

Esa es quizá la mejor noticia para las islas y, sobre todo, para los 900 trabajadores que quedan de la antigua Sa Nostra. Eran 1.680 en 2009, pero las sucesivas regulaciones de empleo permitieron a BMN aligerar su plantilla en más de 600 nóminas. Para todos ellos, lo más tranquilizador es que el mensaje que ayer aventaban tanto en Bankia como en BMN es que en Balears la presencia del grupo derivado de Cajamadrid es tan pequeña que "no hay redundancia en la red". La frase es de ayer mismo, de un ejecutivo de BMN en las islas, que recalcaba un dato: Bankia solo tiene 22 sucursales en el archipiélago, donde llegó a cerrar su única oficina de Menorca y carece también de sede en Formentera.

Esas 22 oficinas, sumadas a las de 162 que aún quedan de BMN en Balears, consolidarán al grupo resultante en el segundo puesto del mercado financiero de las islas. Serán 184 sedes, una de cada cinco sucursales bancarias baleares. Ese 21% de cuota de mercado acerca al nuevo gigante al liderazgo mallorquín de Caixabank, que atiende en 207 sucursales, desde las que controla el 25% del mercado. Detrás de La Caixa vienen Banca March, con 112 oficinas, y Banco Sabadell, en plena lucha por crecer en las islas, tras digerir la absorción de otro gigante con pies de barro, la CAM.

El cuarto banco más grande

El nuevo banco en el que se evapora Sa Nostra sumará los 190.167 millones de euros en activos de Bankia a los apenas 38.874 que le quedan a BMN, tan baqueteado por la crisis que ha perdido la mitad de su valor en estos años. Menos aún queda de Sa Nostra, que en solitario gestiona14.564 millones en activos, casi todos en Balears, y ahora por su 2% accionarial no llega ni a 800 millones de activo. De ahí las dudas ayer de las fuerzas políticas y sociales de Balears, sacudidas por el paso a la irrelevancia de una Sa Nostra que hace ya dos años que no existe en sus sucursales ni como marca. Lo recordaban ayer en el sindicato dominante en Sa Nostra, la Unió Obrera Balear (UOB), en la que llevan años vaticinando la desaparición de Sa Nostra que ahora se consuma: "¿Qué pasará con los clientes, con el arraigo al territorio? ¿Más sucursalismo?", se preguntan en UOB. La respuesta ya la saben: Sa Nostra tendrá, como mucho, menos del 0,5% del nuevo gigante. Ni cola de ratón.