Una actividad más con la que llenar sus horas de internamiento, con la que disfrutar, con la que interiorizar valores, con la que gastar energía, con la que centrarse. El fútbol y la competición se convierten en una estrategia para el cambio para los menores que tienen medidas judiciales y están internos en Es Pinaret.

El centro de menores ha pasado este curso a formar parte de la 'liga verde interbarrios' promovida desde la Fundación Reial Mallorca, una competición que empezó hace seis años en tres barriadas de Palma y con medio centenar de niños en situación de vulnerabilidad y que actualmente ya tiene más de 140 jugadores de una quince de barrios.

No cuentan los goles

En esta liga interbarrios (donde no son los goles los que determinan el ganador ya que también se evalúa el comportamiento de la afición y de los jugadores, el fair play...) ahora juegan también los menores con medidas del centro de Es Pinaret.

La consellera de Servicios Sociales y Cooperación, Fina Santiago, señaló ayer que el deporte es una apuesta de su equipo al ser una opción de ocio saludable, además de servir "para transmitir valores y habilidades sociales". Así, Santiago habló de la exigencia de "esfuerzo, esfuerzo y esfuerzo" que supone el fútbol; del "control" (algo que puede ayudar a reconducir la conducta de los chavales que tienen problemas para centrarse en algo) y de "reconocimiento del otro".

La consellera dio las gracias a la Fundación del equipo de fútbol mallorquín por su sensibilidad al impulsar el programa Juguis on juguis, guanyes, que además permite a algunos de los jóvenes de este centro realizar salidas al estadio para ver partidos del Mallorca. Además, de cuando en cuando les visitan algunos de los jugadores del primer equipo, que pueden convertirse en un referente para ellos.

Así lo indicó Maheta Molango, quien destacó que este deporte puede ser "un vehículo para dar a los jóvenes oportunidades de salir de situaciones difíciles". El consejero delegado del RCD Mallorca razonó que esta colaboración es positiva para las dos partes, ya que al acercarse los jugadores al contexto de estos chavales, "en situaciones límite o con familias desestructuradas", pueden aprender a relativizar la ansiedad.