A muchos hoteleros les va a tocar correr si quieren beneficiarse de las ventajas creadas por el Govern Bauzá en 2012, cuando se abrió un periodo de cinco años durante el que se permite que las empresas hoteleras que eleven su calidad y categoría ganen hasta dos plantas de altura. El tiempo de las prebendas al inversor acaba concretamente el 23 de julio, y el nuevo Govern deja claro que esa medida transitoria no se va a prorrogar. Con lo que los gestores de las 92.000 plazas de hotel de Mallorca que aún no se han reformado (el 40% del total) tendrán que acelerar si no quieren que se les escapen las ventajas.

Lo saben en la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), que ha enviado una circular a sus asociados, a los que advierten de que deben sellar sus planes en Turismo antes de ese 23 de julio. Después tendrán que seguir tramitando el proyecto en los ayuntamientos, que en algunos casos resuelven con tanta lentitud que muchos de los proyectos que se presenten ahora verán su ejecución retrasada hasta el invierno de 2019.

Y aún así tendrán suerte: ellos sí ganarán espacio para sus clientes a cambio de invertir. En cambio el que llegue tarde a Turismo lo tendrá más complicado: según confirmó estos días en la feria ITB de Berlín el vicepresident del Govern y conseller de Turismo, Biel Barceló (Més), en ningún caso aprobarán otro periodo transitorio para cambiar inversiones por más plazas. En lo que trabaja su departamento es en un nuevo marco legal para las reformas. Se presentará antes del verano, para que se apruebe a finales de año, pero el sistema que se implementará no perpetuarán el incentivo a la inversión por la vía del incremento de tamaño.

"Eso fue un planteamiento excepcional que hizo el Govern Bauzá, y que tenía fecha de caducidad desde el principio. Incluía cuestiones que no nos gustan, como eso de ganar dos plantas más en Palma o Calvià, incluyendo la posibilidad de hacer ampliaciones sobre la ilegalidad. La nueva ley promoverá mejoras de calidad relacionadas con la sostenibilidad ambiental, el tratamiento de residuos, la eficiencia energética o la accesibilidad. Nunca las reformas irán ligadas a que aumenten plazas", aclara Biel Barceló.

De este modo, la planta hotelera corre hacia un escenario de dos categorías. Quienes se acojan al mecanismo actual, podrán ganar espacios a cambio de invertir. Y quienes no lo hagan, quedarán relegados a acometer solo mejoras relacionadas con la sostenibilidad. ¿Es justo? Pues la presidenta de la patronal hotelera, Inma Benito, cree que no. Reconoce que el plazo de cinco años era conocido y de hecho ha sido muy aprovechado, como prueban los más de mil millones de inversión que han permitido reformar más de 130.000 plazas de hotel en la isla, el 60% del total y la inmensa mayoría de los grandes hoteles. Pero esa es una de las claves de la injusticia del fin del plazo, dice Inma Benito: que las empresas medianas y pequeñas, con menor capacidad para financiarse que los grandes grupos multinacionales, son las que se quedarán fuera de estas ventajas.

"Por eso hemos defendido ante el Govern que debe haber la posibilidad de que se siga invirtiendo. Hay pequeños hoteles que tienen que ir haciendo las reformas por fases. Planteamos que el periodo de reformas en las condiciones actuales se prolongase hasta 2020, pero no va a ser así. Si es verdad que el Govern tiene voluntad de mantener las inversiones, como me han dicho tanto presidenta (Armengol) como el vicepresident (Barceló), los hoteles que quedan por reformar necesitan agilidad administrativa y seguridad jurídica", añade Inma Benito.

"No habrá avalancha"

Así que los que no han abordado aún la remodelación deberán correr si quieren llegar a las ventajas. ¿Lo harán? ¿Se espera una avalancha de peticiones? Pues no, dice el vicepresident Barceló, que asegura que se siguen presentando muchos proyectos, pero enfatiza que al ritmo de peticiones actual habrá capacidad para dar respuesta a todos. "El grueso ya se ha reformado, así que no prevemos avalancha. Y luego estos proyectos se ejecutarán en los meses siguientes, con lo que las reformas del próximo invierno están garantizada", valora Barceló. Irma Benito dice algo similar, aunque subraya que "hay preocupación" entre quienes no han podido hacer reformas hasta ahora, ya sea por falta de capacidad financiera o porque no pueden resistir un cierre de muchos meses.

A eso se suman, dice, las dificultades para obtener licencias de los ayuntamientos, que están tardando años en autorizar los trabajos, con una media de 18 meses de demora en la concesión de permisos. El resultado es que se avecinan unos meses de agobio para quienes llegan al final del plazo sin reformar. Que no son pocos: los hoteleros ya han hecho estos cincos años obras por valor de más de mil millones de euros, la mayor inversión hotelera de la historia de la isla, pero es que la estimación de la patronal es que aún quedan por ejecutar otros 900 millones. Muchos. Y a la carrera: el plazo para solicitar la reforma acaba el 23 de julio.