La Policía está buscando unas supuestas fotografías en las que el empresario Bartolomé Cursach aparecería con varios menores desnudos. Unas imágenes que se habrían tomado en Brasil, un país al que Cursach solía viajar con frecuencia y donde ha desarrollado varios negocios, sobre todo en el sector inmobiliario. La existencia de estas supuestas imágenes la desveló un testigo, que afirmó a los investigadores que él las vio. Señaló que se las mostró uno de los empleados más próximos a Cursach, con el que había trabajado durante casi dos décadas. Este exempleado era consumidor habitual de drogas y, casualmente, apareció después muerto por una supuesta sobredosis. Este es uno de los presuntos homicidios que inicialmente se le imputa al empresario, pero no es el único. Se le relaciona también con otra segunda muerte. Se trata de una persona, también toxicómana, que se encargaba de cuidar la finca que Cursach tiene en Puntiró, que fue registrada la semana pasada. Este trabajador, según se sospecha, habría intervenido en algún negocio turbio.

Aunque inicialmente se le imputan a Cursach estos dos delitos de homicidio, será complicado que finalmente el empresario sea acusado de estos dos delitos. Al testigo se le da una total credibilidad por los datos que aportó, pero lo hizo sin pruebas. Si difícil es en estos momentos confirmar que estas dos víctimas murieron por sobredosis, dado que fallecieron hace varios años, todavía es más complicado demostrar que la droga en mal estado que consumieron se la proporcionaron por orden de Cursach. Por este motivo, en estos momentos no se plantea la posibilidad de exhumar los dos cadáveres, pero no se descarta que se realice en un futuro.

Pero no es el único delito que se le imputa inicialmente a Cursach, y también a su ejecutivo Tolo Sbert, en el que las pruebas son muy débiles. Lo mismo ocurre con el delito de tráfico de drogas. Aunque existen sospechas policiales de que el empresario se estaría dedicando a este negocio, jamás se le ha podido relacionar con el narcotráfico. Sin embargo, hay varios testigos que han declarado al juez Penalva y al fiscal Subirán que el empresario se encargaba de facilitar sustancias estupefacientes a determinados empleados, sobre todo los que trabajaban en sus discotecas.

Sin incautación de droga

Estas acusaciones, sin embargo, nunca han ido acompañadas con ningún tipo de incautación de droga que se pudiera relacionar con Cursach. De ahí, que en estos momentos también será complicado que se le pueda acusar de este delito. No ocurre lo mismo con otras acusaciones, que han llevado a Cursach a prisión, que se habrían demostrado a través de numerosas pruebas que aparecen numeradas en el auto que el juez comunicó al empresario. Delitos que se habrían cometido, gracias a sus contactos tanto políticos como policiales, para conseguir el control del negocio de la diversión nocturna en Palma y Calvià.

Por otra parte, Cursach ha contratado los servicios de un conocido abogado penalista de Madrid. Se trata de Enrique Molina, exfiscal de la Audiencia Nacional, que, entre otros casos, se encargó de la defensa del exmagistrado Baltasar Garzón.