Además de los empresarios que han sido víctimas del poder que ha ido acumulando durante años Bartolomé Cursach para controlar el negocio de la noche de Palma, los investigadores han tomado declaración a numerosos antiguos empleados del magnate. Y no solo han descrito el trato de favor del que ha venido disfrutando el empresario, gracias a sus contactos en la Policía Local, sino que uno de estos testigos ha declarado que Cursach ordenó la muerte de dos de sus antiguos trabajadores. Esta declaración se detalla en el auto que justificó el ingreso en prisión del empresario y del director general de su empresa. Un testimonio al que los investigadores dan una absoluta credibilidad, aunque es cierto que no aporta pruebas concretas de los graves delitos que detalla, en parte porque los hechos ocurrieron hace muchos años. Este testigo señala que uno de estos empleados tenía en su poder una serie de fotografías pedófilas de menores. Las imágenes no eran suyas, sino que las guardaba, según el testigo, para su jefe, es decir Cursach. Este empleado apareció meses después muerto. Falleció como consecuencia de una sobredosis de droga. El testigo señaló que la droga se la proporcionó uno de los empleados de Cursach, siguiendo sus órdenes.

También contó este testigo una segunda muerte. También se trataba de un antiguo empleado de Cursach, que falleció como consecuencia de una sobredosis de droga. El antiguo empleado señaló que su compañero también logró la droga a través de Cursach, a través de una persona de su máxima confianza, e insinuó que se le proporcionó una sustancia adulterada para provocar su muerte. En base a esta declaración, el juez atribuye al empresario dos presuntos homicidios.

Hechos antiguos

Estos dos sospechosos óbitos no son recientes. Ocurrieron hace varios años, si bien el testigo no pudo señalar las fechas. En cualquier caso, ninguna de las dos muertes fue jamás investigada, entre otras razones porque no existían razones para ello.

Otros antiguos trabajadores del Grupo Cursach han detallado también que vieron cómo se sobornaba a determinados policías locales de Palma y de Calvià para que trabajaran para la empresa. Varios de ellos aceptaban sobres con dinero, pero otros policías recibían otro tipo de recompensa, como podían ser pases gratuitos en el gimnasio Megasport o se les invitaba a comer o cenar en los restaurantes de Cursach.

El juez Penalva tiene muy claro que el empresario se ha venido aprovechando durante años de sus contactos dentro de las estructuras municipales. A diferencia de otros empresarios que pretendían abrir un negocio turístico en determinadas zonas de Palma, que se enfrentaban a numerosas problemas burocráticos, Cursach obtenía las autorizaciones administrativas en un tiempo récord. Y no solo lo conseguía en Palma, sino también en Calvià, gracias a los contactos que tenía el empresario entre determinados funcionarios que se encargaban de la tramitación de las licencias.

La Policía también ha descubierto que en un pleito judicial administrativo el empresario habría aportado documentos falsos para ganar la demanda. Por ello, se le atribuye en el auto de prisión un delito de utilización en juicio de documentos falsos.

Amenazas

Dos de los antiguos trabajadores de Cursach, que han contado detalles de cómo se controlaba el negocio nocturno, han denunciado que en los últimos días han sido amenazados. Lógicamente, no ha sido Cursach quien les ha amenazado, porque estaba detenido, sino personas que trabajan para él. El mensaje que han recibido estos dos antiguos empleados es que vayan alerta con lo que cuentan a la Policía y que se atengan a las consecuencias.