Un contundente auto comunicado ayer por el juez Penalva relata los detalles de la "organización criminal" que dirigía el empresario Bartolomé Cursach, con la colaboración del ejecutivo de su empresa, Bartolomé Sbert, para controlar el negocio del ocio nocturno de Mallorca. El magistrado, atendiendo a la petición de los fiscales anticorrupción, concluye que existen razones más que suficientes para que el empresario y su empleado ingresen en prisión, por cuanto se les atribuye la comisión de 16 delitos, entre los que se incluye dos homicidios de dos antiguos trabajadores, que fallecieron por presunta sobredosis de droga. En concreto, el juez le imputa a ambos los delitos de extorsión, amenazas, uso de información privilegiada, pertenencia a una organización criminal, contra la hacienda pública, tráfico de influencias, corrupción de menores, delito contra los derechos de los trabajadores, cohecho, falsedad documental, tráfico de drogas, estafa procesal, utilización en juicio de documentos falsos, dos homicidios y tenencia ilícita de armas.

Cursach y sus dos empleados (uno de ellos, Antoni Bergas, quedó en libertad sin fianza) fueron trasladados al juzgado a primera hora de ayer, después de pasar tres noches detenidos en los calabozos de la Policía. No quisieron declarar el pasado jueves ante los responsables del grupo de blanqueo de la Policía y tampoco lo hicieron ayer ante el juez y ante los dos fiscales anticorrupción. La razón de esta estrategia de defensa es que no conocían las pruebas que justificaban la comisión de los delitos que se les imputaba.

Cursach sale de los juzgados

Cursach sale de los juzgados

El primero en ser llevado al despacho del juez fue Antoni Bergas, el exmando de la Policía Local que fue contratado por Cursach. Se le sitúa como enlace entre la Policía Local de Palma y el empresario, para recibir un trato de favor. Bergas no quiso declarar. Después le siguió Bartolomé Sbert, el director general del grupo Cursach, a quien muchos testigos le acusan de formar parte de la trama delictiva. Sbert tampoco respondió a ninguna pregunta.

El último en ser llevado a presencia del juez fue Cursach. A pesar de llevar tres días durmiendo en los calabozos mostraba un buen aspecto físico. También anunció que no iba a contestar a ninguna pregunta.

Fueron los fiscales los que solicitaron que se convocara una vista para solicitar el ingreso en prisión de dos de los tres detenidos. Los fiscales entendían que existía la posibilidad de que ambos detenidos, por la capacidad económica que tenían y por sus contactos en el extranjero, pudieran fugarse. De hecho, destacaron los frecuentes viajes que ha realizado en los últimos meses Cursach tanto a Oriente Medio como a Brasil. También sostuvieron que si seguían en libertad podrían amenazar a testigos o alterar pruebas. Todas estas razones convencieron al juez, que acordó el ingreso en prisión de los dos máximos responsables del Grupo Cursach, la empresa que históricamente ha controlado el negocio del ocio nocturno, tanto en Palma como en Calvià.