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La advertencia

"Hemos abandonado a la población y lo vamos a pagar"

Los promotores denuncian el crecimiento en el número de isleños que no consiguen acceder a una residencia

La fuerte evolución al alza en los precios del mercado inmobiliario balear está provocando también un crecimiento del número de residentes que no disponen de solvencia suficiente para poder acceder a una vivienda, con el descontento que eso genera en una parte importante de la sociedad isleña, según lamenta el presidente de la asociación de promotores inmobiliarios del archipiélago, Luis Martín. "Hemos abandonado a la población, y lo vamos a pagar", subraya, en referencia a la pasividad con que las Administraciones de Balears observan este problema y a las tensiones sociales que ello va a generar, tal y como se está poniendo en evidencia en Eivissa y que, según este portavoz empresarial, se van a extender a Mallorca.

Primacía de los chalés

Martín señala como ejemplo lo sucedido ayer en la reunión de la Gerencia de Urbanismo de Palma: solo se aprobaron tres licencias para la edificación de nuevas viviendas, y las tres eran para chalés, dos de ellos en Son Vida por valor de 1,1 millones y de 800.000 euros, y el tercero en Son Roca con un presupuesto ligeramente superior a los 318.000 euros. Todos estos inmuebles quedan lejos del importe que en estos momentos puede afrontar una familia media de las islas y que se estima entre los 150.000 y los 200.000 euros como máximo.

Martín recuerda igualmente los datos facilitados hace pocos días por el Colegio de Arquitectos de Balears, en los que se señalaba que el número de proyectos visados durante el pasado año para la edificación de nuevas viviendas se sustentaban en una gran parte en los inmuebles unifamiliares, es decir, en los de mayor valor.

El presidente de los promotores asegura que hay muchos empresarios de su sector que están deseando poder desarrollar promociones de viviendas de menor tamaño y de precio más económico, pero que se encuentran con el obstáculo de la normativa en vigor, que limita el número de nuevas residencias sobre un solar, obligando a que éstas sean más grandes y caras si se quiere aprovechar la edificabilidad permitida.

Además, y a diferencia de lo que sucede en el norte de Europa, el problema balear se agrava porque su mercado de alquiler está alcanzando también unos valores que quedan fuera del alcance de muchos isleños, añade Luis Martín.

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