Cuatro ensaimadas de ración en menos de tres minutos. Si le parecen pocas, apunte reto para la Diada 2018: esa es la marca a superar, la que estableció ayer el ganador del primer concurso oficial de ingesta masiva del postre más famoso de la isla. El nombre del tragón oficial del reino de Mallorca es Tomeu Fontrroig, que engulló cuatro unidades sin dejarse el aliento en ello, porque unos minutos después se jugó el desempate del campeonato absoluto, disputado con otro sistema: la mandíbula más veloz en triturar una pieza se llevaba el premio. Y ese fue Tomeu, que además de alzarse con el derecho a seguir dándole a la muela con un premio de cien ensaimadas a comer durante un año, se ganó un viaje de un fin de semana a una casa de turismo rural.

Suyo fue el título en la categoría de 26 a 30 años y el de devorador máximo del primer campeonato de ensaimadas celebrado en una Diada de Balears. Hubo más. La chicas más rápidas son Silvia Ortin y Alejandra Bermúdez, que con tres bollos ganaron sus categoría, la de 31 a 50 años y la de más de 50. Piedad Moll, con dos ensaimadas y media, se impuso entre las chicas de 26 y 30 años, mientras Margarita Sánchez Bonnin se quedaba en dos para ganar la categoría de menores de 25 años.

Entre los chicos, el más rápido ya saben que fue Tomeu Fontrroig, al que plantó cara el ganador de la categoría entre 18 y 25 años, Josep Fiol. Él, como el campleón, deglutió cuatro en tres minutos de saliveo y crujir de dientes. Además, Juanrra Martínez, con tres ensaimadas y otra de regalo en el desempate, fue el mejor entre los 31 y los 50 años. Y a partir de esa edad, en la categoría de más de 50 años, (la más marchosa y animada, por cierto) el devorador mayor es ya oficialmente Félix Ramos, que fue a ensaimada por minuto. Mucho más despacio que el público, abundante y hambriento: entre todos liquidaron las mil ensaimadas gratis que repartieron los hornos Fornaris, Mimar, Reina Maria Cristina y Ca'n Joan de S'aigo.

El concurso movilizó a más de sesenta participantes de todas las edades, que convirtieron el escenario de la carrera por engullir ensaimadas (sin dejarse la respiración y la salud arterial en ello) en el centro de una mañana de música y diversión en el Parc de la Mar, al que siguió una tarde de lleno. Para empezar, justo después de acumular energía y azúcares en la ingesta masiva de ensaimadas, se completaba el menú con una exhibición de cocina y una cata de vinos organizada por Gori de Muro y Miquel Calent.

Y para quemarlo todo con un poco de movimiento, a mediodía se celebró en el patio de la sede del Govern balear, el Consolat de Mar, una fiesta con baile y música swing y vermú, con el grupo Monkey Doo. La alegría duró toda la tarde, durante la que hubo circo, malábares, música, glosadors, batucada, conciertos y rondallas. Que siga la fiesta de la Diada.