Banco Mare Nostrum (BMN), el actual sucesor de la desaparecida caja de ahorros balear Sa Nostra, alegó en su demanda contra Rafael Oliver Roca que la operación de inversión en Miami fue de "riesgo controlado" y que desembocó en un naufragio por la negligencia de ese ejecutivo. Sin embargo, la sección quinta de la Audiencia entiende que aquella inversión "no fue de riesgo controlado" "porque dependía de decenas de variables que Invernostra (la filial inmobiliaria de Sa Nostra) dice desconocer y que Sa Nostra asegura que conoció en 2011 tal y como informó al Banco de España".

Los magistrados han analizado multitud de correos electrónicos entre los consejeros y altos cargos de Sa Nostra y sus asesores externos para la inversión en Estados Unidos, de la que rechazan fuera "una ocurrencia" de Rafael Oliver y la enmarcan en los proyectos de expansión de la entidad. Esos mensajes prueban que los asesores externos y otros intervinientes en las negociaciones alertaron de los riesgos e incertidumbres y aconsejaron que se exigieran más garantías antes de firmar.

En aquel proceso de negociaciones previas a la rúbrica de los contratos se omitió informar al Consejo de Administración de que los promotores de los rascacielos y otros edificios en Miami y Las Vegas podían perder los terrenos si no obtenían más financiación aparte de la de Sa Nostra.

"No se ha probado que Rafael Oliver conociera esa información (sobre las debilidades del patrimonio) y la ocultara al Consejo ni que la preparación de su propuesta fuera descuidada".

El fallo destaca que ningún miembro del Consejo pidió más garantías o comprobaciones sobre los promotores, ni se opuso a la inversión o puso algún tipo de reserva al proyecto.