Ni una vivienda para alquilar a un precio razonable ni tampoco una habitación en un piso para una pareja. Maite Torres y su compañero llevan tiempo buscando dónde vivir y no ha habido forma, por lo que en previsión de la situación en que se encontrarán en breve han decidido no esperar más. "En vista de que no encontrábamos nada, de que lo que había era a unos precios que no se podían pagar, te vas, directamente. Te planteas: 'No voy a encontrar nada, ¿espero hasta el último momento? No'", comenta Maite un día antes de su partida, con las maletas prácticamente cerradas.

La decisión no es fácil, pues en la isla dejan empleos estables. Maite trabajaba en el aeropuerto y tenía contrato para los próximos cuatro años. "Yo estaba encantada, con unos horarios buenísimos", dice. Él ocupaba un puesto en una cadena de supermercados. Su futuro es algo incierto en Palma, su próximo destino, pues aunque su pareja ya "ha encontrado algo", ella todavía no, pero la situación obliga.

Casi 20 años en la isla

Maite explica que llevaba "casi 20 años" viviendo en Ibiza. Durante años estuvo casada y entonces residía con su marido en una casa de los padres de él. Cuando se divorciaron, "en 2010 o 2011", ella regresó a Valencia para estar con su familia. "Pero en vista de que en la Península el tema de trabajar estaba fatal, volví y me quedé alucinada al ver cómo estaba la isla", resalta.

Era abril de 2016 y Maite regresó a su trabajo en el aeropuerto, donde había estado antes y donde le guardaban la plaza, comenta. Entonces, con los alquileres casi imposibles, un amigo le ofreció alojarla en su vivienda durante los meses de temporada. "Mi mejor amigo me dijo: 'No busques nada, vente conmigo a casa'. Y así estuvimos", cuenta.

Finalizada la temporada, buscó casa y encontró una habitación por 500 euros al mes para ella y su pareja en un piso compartido de ses Figueretes que, denuncia, está "realquilado". "Estamos en una casa realquilada. Una mujer ibicenca se lo ha alquilado a un matrimonio de italianos. Y ellos -que no viven allí-nos dejan las habitaciones por 500 euros en invierno, pero en mayo nos echan y lo alquilan por semanas", cuenta.

Ellos compartían piso con otras dos personas, pero una de ellas ya se ha ido también, subraya Maite, quien no sabe si la propietaria del piso sabe qué hace con él el matrimonio al que se lo ha alquilado.Piden "barbaridades"

"Nos metimos buscando para todo el año, para no tener que estar mudándonos", cuenta y añade que aunque han buscado alternativas, no han logrado encontrar ninguna. "Casa para todo el año es imposible, imposible de pagar. Nos estaban pidiendo 1.200 euros por un estudio de 40 metros cuadrados; barbaridades. Y ni siquiera una habitación, porque para una persona sí que se encuentran, pero para parejas no", afirma. Intentaron incluso llegar a un acuerdo para quedarse en verano en el piso en el que están pagando "100 o 200 euros más", pero les han dicho que no.

"Cuando yo vine a Ibiza valía la pena porque cobrabas el doble que en la Península o más. Pero es que ahora los sueldos son como los de la Península o, en según qué sitios, incluso menos", apunta e insiste en que a eso hay que sumarle el problema de la vivienda, que es "horrible". En Palma todavía no tienen casa, pero confían en encontrar: "De momento nos vamos con un amigo hasta que estemos allí y veamos alguna que nos convenza".