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Facultad de Medicina

A vista de estudiante

El trabajo de unos profesores que debutan en las labores de docencia y que suplen su inexperiencia con dedicación y entusiasmo, uno de los aspectos más valorados junto a la amplitud de espacios que permiten hacer prácticas sin aglomeraciones ni agobios

Los nuevos alumnos de la Facultad en una de las primeras clases de este año. manu mielniezuk

Hay un poco de desorganización, pero nada que sea inhabitual en una nueva facultad", comienza su análisis Ada Juárez Rosselló, una mallorquina natural de Esporles que formará parte de la que, previsiblemente, será la primera promoción de médicos formados en la facultad de Medicina de Balears.

Tras completar el primer cuatrimestre, concluye junto a sus compañeras que "nos gusta estudiar dentro del hospital por las posibilidades que nos ofrece estar en un centro asistencial, en contacto con los pacientes".

"Sí que echamos en falta un poco el bullicio de un campus universitario, con el trasiego de los estudiantes", apunta Marina Martínez Blasco, alumna procedente de Málaga.

Lo que sí les molesta un tanto es el asunto del parking de pago. Finalmente, las negociaciones de la Universitat con la concesionaria de Son Espases no fructificaron y los estudiantes de Medicina no disfrutan del abono mensual reducido que sí se ofrece a los trabajadores del hospital. Un abono que permite aparcar durante un mes en la denominada zona de rotación (de pago) del aparcamiento tras satisfacer unos 27 euros mensuales.

Sin embargo a ellas, que forman parte de un colectivo con escaso poder adquisitivo, se les reclama el pago de la cuota mensual sin bonificaciones. O, lo que es lo mismo 55 euros al mes.

"Pero al profesorado y al personal administrativo la Universitat sí les pagan el aparcamiento cuando vienen a dar clases", denuncian el agravio comparativo.

Y Ada Juárez, residente en Esporles, precisa de su vehículo particular para llegar puntual a las clases de primera hora de la mañana en una isla que no destaca por unas modélicas conexiones interurbanas de su transporte público.

"Acostumbro a aparcarlo en el estacionamiento gratuito que han montado aquí cerca, en Secar de la Real. El problema es que queda un poco lejos y hay que caminar un rato al borde la carretera. Y cuando salimos a las nueve de la noche tras hacer unas prácticas... la verdad es que dar un poco de miedo caminar sola por ahí", confiesa la mallorquina.

"Aunque también tenemos unas cuantas líneas de autobuses con frecuencias cada diez o veinte minutos", contraponen la estudiante malagueña y Victoria Ros Guerrero, alumna procedente de Cartagena (Murcia).

"Ahora estamos en proceso de formar una delegación de estudiantes de Medicina para defender nuestros derechos", revela la alumna palmesana Raquel Romero Vidal, que admite que todavía no han contacto con el Consell d´Estudiants de la UIB para tratar de esta cuestión.

El presidente de esta asociación, Ares Fernández, ya anunció en su momento que pelearían porque los derechos de sus compañeros desplazados desde el campus de la UIB a Son Espases se respetaran, consciente de que esta situación supone un agravio comparativo no solo frente a los alumnos que estudian en las facultades del campus, donde sí hay disponibilidad de aparcar de forma gratuita, sino también respecto del personal administrativo y docente a los que la propia Universitat les reintegra este gasto.

Este primer curso ha arrancado con 62 alumnos "oficiales" pero el trasiego de estudiantes por las aulas es mucho mayor ya que, revelan, es habitual tener a oyentes de otras carreras análogas como Enfermería interesados en cursar los estudios en cursos venideros.

Preguntadas sobre las principales "bondades" de los nuevos estudios, la malagueña Marina sostiene sin pelos en la lengua que "podemos ver a los muertos perfectamente en las clases de Anatomía, nada que ver con lo que ocurre en otras facultades donde la masificación de alumnos es considerable. Aquí estamos cinco alumnos por mesa y podemos ver las piezas perfectamente", contrapone la andaluza, que subraya que esta holgura se da no solo en Anatomía, sino también en las prácticas de laboratorio de Bioquímica.

Clases más interactivas

"Para hacer las prácticas, la clase se divide en grupos de veinte personas, lo que permite hacerlas más interactivas ya que el profesor va pasando mesa por mesa", apunta Raquel Romero antes de añadir que la clase al completo, los 62 alumnos, solo se congregan en un aula para las clases magistrales.

Marina subraya que en la facultad balear "tenemos unas facilidades de las que carecen en otros lugares de España. Por ejemplo, nos llevan al servicio de Radiología donde vemos cómo trabajan los profesionales y el uso que hacen de las máquinas para, por ejemplo, reducir un tumor".

En términos generales, Victoria Ros se declara "encantada" con la facultad de Medicina de Balears, un centro que, asegura, cuenta con todas las ventajas de unos estudios públicos que, además, se conjugan con las "comodidades" de las universidades privadas en las que el pago de elevadas cantidades te garantizan que podrás estudiar sin aglomeraciones.

Algunos "peros" a estas nuevas instalaciones son la falta de enchufes en algunas dependencias y la distribución de las aulas, muy alargadas y que confunden en ocasiones a los docentes, que no saben en qué pizarras plasmar sus ideas para captar mejor la atención de un alumnado distribuido horizontalmente por toda la clase.

Pese a esto, Victoria asegura que "la comunicación con los profesores es más fluida. Ellos te conocen y son más cercanos". "Y a ellos (a los profesores) también se les ve con más ilusión con la novedad de la docencia. Se nota que no llevan veinte años impartiendo la misma materia", completa Raquel Romero.

Inquiridas sobre cuál es su asignatura preferida, las cuatro coinciden en una: Anatomía. "Porque es la más básica, la más médica, la que te pone más en contacto con lo que vas a hacer en una carrera tan larga", argumenta Victoria. "Y porque los profesores nos la amenizan con casos clínicos", añade Marina.

La asignatura Historia de la Medicina también despierta pasiones. Y buena parte de culpa de ello lo tiene la amenidad con que la imparten sus profesores titulares, Jordi Forteza-Rey y Antoni Payeras. "Desarrollan la parte más humana de la profesión médica", apunta Marina. "Explican muy bien el día a día actual de la Medicina en su vertiente clínica", opina Raquel. "Incluso un día nos trajeron a un paciente a clase", revela la malagueña.

Y sobre cuál es la asignatura que les genera menos simpatías, la más difícil de llevar, tampoco dudan en señalar la de Física. "No tenemos la base porque en Bachillerato no es obligatoria y muchas no la escogimos, por lo que andamos un poco perdidas en clase", explican los motivos.

El profesor preferido

Preguntadas cuál de todos los docentes es su preferido, gana por goleada David Raluy, traumatólogo pediátrico que imparte Anatomía. "Es un buen profesional y un buen profesor. Quizá el hecho de trabajar con niños le haya dado paciencia y un don para explicar tan bien las cosas", aventura Ada.

La UIB da libertad de cátedra a sus profesores, que pueden impartir su asignatura en el idioma en el que se sientan más cómodos. La malagueña y la murciana admiten que, recién llegadas y sin estar habituadas al catalán, esta circunstancia las limita mucho.

"No obstante, la mayoría de los profesores se han mostrado muy comprensivos y cambian al castellano. El único que no lo ha hecho ha sido Francesc Rosselló, de Estadística, que nos dijo que el catalán era su lengua materna y se sentía incómodo hablando otra. Y sabemos que tenemos que aprender la lengua lo antes posible porque tendremos prácticas clínicas con pacientes de aquí", admiten.

Preguntadas si se quedarán en Mallorca para ejercer su profesión una vez licenciadas, Victoria dice que sí, que ya tiene decidido cambiar su Cartagena natal por Palma. Marina, por el contrario, lo supedita a la "economía familiar", a que puedan costearle el dispendio que supone estudiar fuera. "Pero al menos este y otro año creo que seguiré aquí", confía.

Sobre qué especialidad elegirán, las dos mallorquinas aún no lo tienen decidido, Victoria se ve claramente como ginecóloga y obstetra y Marina duda entre Medicina de Familia o Medicina Interna. Pero quizá es pronto para hablar de especialidades en una carrera muy larga y exigente que acaban de iniciar y a la que en este primer curso, dedican cada día 5 horas lectivas y tres o cuatro más de estudio en casa. Y que en épocas de exámenes no bastan para prepararlos las catorce horas que te quedan tras las clases y un ligero descanso de apenas seis.

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