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La fiesta en paz

Cuatro condenas y una absolución

El tribunal ha mostrado hacia Cristina una benevolencia que no le han otorgado ni su clan ni su hermano, el rey

Cristina de Borbón, libre de condena judicial. diario de mallorca

El matrimonio Urdangarin Borbón ha llegado al primer puerto de alta montaña de la durísima etapa del caso Nóos. El saldo para la pareja es de cuatro condenas y una absolución. Ella se baja de la bicicleta relativamente satisfecha. Para él, la meta definitiva está en el puerto de categoría especial situado en lo alto del Supremo.

La del viernes no fue la primera sentencia del caso Nóos. Iñaki y Cristina, juntos o por separado, han sido juzgados y sentenciados en distintas instancias, no siempre judiciales.

La primera pena es la peor que pueda recaer sobre cualquier persona: la de la propia familia, la del clan al que uno pertenece desde hace generaciones y que ata incluso más allá de los lazos de sangre. La sentencia desfavorable se dictó desde la Zarzuela. Rafael Spottorno, el funcionario de más alto rango de la institución, calificó la conducta de Iñaki Urdangarin de "no ejemplar". Fue apartado inmediatamente de los actos oficiales y de la página web de la Casa Real.

De entrada podría parecer una decisión limitada al marido. Sin embargo, los dos exilios en Washington y Ginebra afectaron a ambos cónyuges, el apartamiento de la vida oficial se extendió pronto a Cristina y las llamadas, desoídas, para que renunciara a sus derechos sucesorios llegaron desde su entorno más próximo.

El enconamiento máximo en la condena familiar llegó cuando Felipe VI retiró a ambos el título de Duques de Palma. Una humillación máxima para su hermana. ¿Se lo devolverá después de la absolución?

La segunda condena fue la institucional. Pasaron de presidir actos empresariales, sociales y deportivos de toda índole a ser ignorados. Dejaron de dar lustre a los simposios, congresos o inauguraciones a las que unos años atrás eran invitados. Quienes antes les reclamaban para obtener una mayor relevancia para sus actos, consideran ahora que suponen un lastre del que mejor desprenderse.

La peor de las sentencias institucionales llegó desde Palma, la ciudad que daba nombre a su título ducal. El Ayuntamiento, gobernado por Mateo Isern, del Partido Popular, acordó devolver a la Rambla su nombre original y retirar el añadido ´de los Ducs de Palma de Mallorca´ grabado en mármol en tiempos del alcalde Joan Fageda. El título cargaba con cierta maldición desde el primer día. Primero, porque el ducado elegido era inicialmente Mallorca. Hasta que un historiador recordó a los cerebros de Zarzuela que Mallorca es un reino y que su monarca era entonces Juan Carlos I.

La tercera sentencia es la del pueblo. Voluble y poco racional, es cierto, pero inapelable. La verdad judicial no borrará del recuerdo los privilegios de los que gozó, sin enterarse según ella, gracias a los dineros que Nóos recibía de las instituciones públicas. Viajes, comidas de lujo, clases de baile... Todo a cuenta de los maravillosos foros y asesoramientos que proporcionaba el entramado organizado por Urdangarin y Torres.

La cuarta pena es, si el Supremo no lo remedia, la impuesta a Iñaki Urdangarin. Seis años y tres meses de prisión están muy lejos de los 19 y medio que solicitaba el fiscal, pero resultan una eternidad si los situamos en su contexto. ¿Quién hubiese imaginado hace una década que un yerno y cuñado de rey tiene muchísimas posibilidades de acabar con sus huesos en la cárcel?

Y una absolución. La judicial de Cristina de Borbón. Quizás los elementos acusatorios tendrían que haber evitado que llegara a sentarse en el banquillo. La renuncia del fiscal a acusarla suponía hacer equilibrios con un sindicato de dudosa reputación, Manos Limpias, para continuar adelante con su encausamiento.

Sin embargo, cuando se llegó a esta encrucijada, Cristina de Borbón ya había sido sentenciada por las instituciones, por la ciudadanía y, lo que es peor para su reputación, por su propia familia. El tribunal ha mostrado hacia ella una benevolencia que no le ha llegado desde su clan ni desde su hermano, el rey.

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