Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Análisis

La plaga de la confusión y maniobra política

Una mera visita de cortesía al ministerio de Agricultura por parte de Biel Company, en plena crisis de la Xylella fastidiosa, resulta difícil de...

Una mera visita de cortesía al ministerio de Agricultura por parte de Biel Company, en plena crisis de la Xylella fastidiosa, resulta difícil de asimilar. Es escasamente creíble, conociendo el talante del protagonista, sus antecedentes y aspiraciones políticas. Pero Company insiste en que solo fue a saludar a su amiga, María García, la secretaria de Estado de Medio Ambiente y que todo transcurrió en el ámbito privado. La privacidad en sede ministerial resulta, cuanto menos, sospechosa y contribuye a abonar la confusión y la maniobra política. De lo contrario, las explicaciones serían nítidas y las expresiones del rostro más relajadas.

Abunda la sospecha desde el momento en que la conselleria de Agricultura envió una carta, todavía no contestada, al ministerio homónimo y en cambio Madrid abre la puerta al exconseller del ramo y aspirante oficioso a la presidencia del PP balear. Ocurre pocos días antes de que una comisión técnica se desplace a Mallorca para analizar la expansión real de la Xylella. Los hechos son de difícil compatibilidad con las justificaciones dadas. A Pilar Costa, la portavoz del Govern, le han dado esta vez motivos de sobra para declarar al Ejecutivo autonómico víctima de la deslealtad, pero ello tampoco le puede servir de refugio frente a la dimensión creciente del problema que afecta al arbolado mallorquín.

De todos modos, aparte de la más localizada y vergonzante que afecta al Parlament incapaz de consensuar una presidencia digna de la segunda autoridad de Balears, aquí hay dos plagas paralelas que se superponen, la vegetal en expansión y la ya endémica de la maniobra política interesada. Están demasiadas cosas en juego con la Xylella fastidiosa como para que los políticos no extiendan su mirada más allá de la conveniencia partidista. No queda margen para el entretenimiento meramente político cuando las organizaciones agrarias de la península reclaman que Mallorca sea declarada poco menos que zona apestada en cuarentena y la Xylella está en condiciones objetivas de transformar -arrasar- el paisaje y quién sabe si también parte de la economía de la isla.

Compartir el artículo

stats