Gennadius Petrov es sobre todo un personaje influyente, que fue alcanzando un gran poder en su país a través de la dirección de su grupo mafioso Tambovskaya. Es un individuo que empezó de matón en su ciudad natal y terminó dominando un gran imperio económico, que fue creciendo a través de todo tipo de delitos, incluidos el tráfico de armas y el asesinato. Pero, sobre todo, Petrov tuvo la habilidad de controlar al poder político. Tenía capacidad de poner y quitar ministros y altos cargos, tanto del ministerio de Interior como de Justicia. De hecho, según las pruebas que se recogen en el sumario de esta operación, era puntualmente informado de todos los casos judiciales que pudieran perjudicarle.
Nunca quedó claro el motivo por el que a Petrov se le permitió huir de España. Tras pasar unos meses en prisión, se refugió en su lujoso chalet de Calvià. Cada día debía presentarse ante la Guardia Civil, pero consiguió un permiso para viajar a su país con la excusa de que su suegra estaba enferma. Esa vez cumplió el acuerdo y regresó a Mallorca. Ello le permitió que se le concediera un segundo permiso, también con la excusa de que la madre de su mujer estaba enferma, y esta vez ya no volvió.
Se sabe que Petrov vive en San Petersburgo. La última vez que se le vio estaba ingresado en un lujoso hospital. Cuando huyó de Mallorca, no lo hizo solo. Le acompañó su esposa, a quien la fiscalía también le acusa de delito fiscal. La pareja no tuvo ningún problema en abandonar, sabiendo que lo iba a perder, el chalet de lujo, en primera línea de mar, que había comprado en una de las urbanizaciones más caras de Calvià.
Un juez de la Audiencia Nacional dictó el año pasado un auto solicitando la detención de Petrov, de su mujer, de su hijo y de otros integrantes de la organización mafiosa. Sin embargo, es más un escrito formal, que efectivo, puesto que se sabe que estos personajes, muchos de ellos protegidos por los políticos más influyentes, no solo no van a ser detenidos, sino que nunca serían extraditados a España.
Mientras estuvo residiendo en Calvià el matrimonio ruso desarrolló una vida muy tranquila y discreta. Procuraban no llamar la atención. En Mallorca se sentían protegidos, a diferencia de Rusia donde otros grupos mafiosos habían intentado matarles.
