En el momento en el que los isleños más necesitan de la calefacción, su factura de la luz se puede ver incrementada más de un 30%, según las estimaciones de las asociaciones de consumidores de Balears, que advierten del 'susto' con el que se van a encontrar muchas familias cuando les llegue el recibo de enero: probablemente van a tener que afrontar desembolsos de más de 80 euros, cuando lo normal venía siendo que éstos se movieran entre los 60 o los 65, según subraya el presidente de La Defensa, Bernat Ferrer. El impacto va a llegar a los hogares en un momento en el que muchos salen adelante con salarios muy reducidos, según se pone de relieve, pero también va a tener duras consecuencias sobre las pequeñas y medianas empresas en una época en la que la opción de subir sus precios todavía no se contempla.

Dos son los factores que van a hinchar esta factura. El primero es el durísimo incremento del precio de la electricidad, que está alcanzando máximos históricos en los horarios de mayor demanda (entre las 7 y las 10 de la noche). Pero a ello se suma el que además de comprarla más cara, estamos comprando mucha más electricidad al tener los sistemas de calefacción al máximo para hacer frente a la ola de frío. Durante los 18 primeros días de este mes, la demanda eléctrica de Balears está siendo un13% superior a la que se daba hace un año por esas mismas fechas. Pero ese incremento se eleva hasta el 20% cuando se habla de la punta de demanda, que el pasado martes, alrededor de las 9 de la noche, alcanzó los 966,5 megavatios.

O lo que es lo mismo, todo juega en contra del bolsillo de los ciudadanos de las islas: según Bernat Ferrer, si la factura media de un hogar balear se situaba en torno a los 60 o los 65 euros mensuales, el simple incremento del precio que se ha registrado puede elevar ese importe en torno a unos 15 euros mensuales más. Pero además, y a causa del mayor consumo debido del frío, a estas cantidades habrá que sumar otros 5 o 10 euros. Conclusión: la próxima factura de enero podrá moverse en muchos casos entre los 80 y los 90 euros.

Eso supone un aumento del gasto de los hogares (que se suma a otros, como el encarecimiento de la bombona de butano) en un momento en el que muchos se encuentran en una situación muy precaria a causa de los bajos salarios que se perciben y en unas fechas en las que, una vez concluida la temporada turística, muchos de sus miembros se encuentran atravesando una situación de desempleo a la espera de que vuelva la actividad a los hoteles y la oferta complementaria.

Impacto en las pymes

Pero el golpe va más allá de las finanzas familiares. Porque también los representantes patronales, especialmente los vinculados a las pequeñas y medianas empresas, hicieron ayer patente su indignación. El presidente de Pimem, Jordi Mora, subrayó la situación de debilidad que padecen los pequeños negocios, sin fuerza suficiente como para pactar tarifas competitivas con las eléctricas. Al respecto, lamentó que "nos encontramos en un mercado energético similar a un oligopolio debido al reducido número de operadores existente, y apenas hay competencia para que los precios sean reducidos".

Esta situación tiene un especial impacto en un momento en el que la mayoría de las pymes se ven obligadas a trabajar con márgenes muy reducidos, porque al constante aumento de los gastos se está sumando la dificultad para subir precios a causa de un consumo todavía débil. El resultado es que "si nos suben los costes, y no podemos elevar el precio, la única solución que se nos deja es rebajar la inversión o el empleo", lamenta Mora, una apreciación a la que se suman los presidentes de las asociaciones de comercio Pimeco y Afedeco, Bernat Coll y Rafael Ballester respectivamente, y el de restauración de Mallorca, Alfonso Robledo.