La temporada se alarga, la amenaza terrorista mundial crece y el despliegue policial en Mallorca se mantiene. Esa es la ecuación disfuncional que los políticos y empresarios de las islas le plantearon ayer al nuevo ministro de Interior de Rajoy, Juan Ignacio Zoido, que se pasó por el stand de Balears en Fitur para conocer las inquietudes baleares en materia de seguridad. Que son unas cuantas. La primera es que en julio y agosto llegan 300 agentes de refuerzo desde la península, un 10% de policías más, cuando en esas fechas el 25% de la plantilla policial fija en Balears está fuera por bajas o vacaciones. El resultado es que los que entran no dan ni para cubrir lo que salen, razón por la que el vicepresident del Govern, Biel Barceló, plantea al Gobierno de España que haga "como mínimo el triple de esfuerzo" para elevar la dotación del dispositivo de seguridad con el que se combate el aumento de delincuencia asociado a la llegada masiva de turistas. Y eso supondría pasar de los 300 policías extra del último verano a más de 900.

Y hay más reivindicaciones. La segunda la explicaba la delegada del Gobierno en Balears, Maria Salom, que fue quien a petición de la Federación Hotelera solicitó una entrevista con el ministro a la que se sumaron el Govern (Biel Barceló) y la patronal CAEB (Carmen Planas). Según resumió Salom, el verano balear hace tiempo que no dura dos meses, con lo que es preciso que el Gobierno central adapte su dispositivo de refuerzo de seguridad a una campaña de máxima presión turística que empieza en mayo y concluye casi en noviembre. "Pasamos de un millón de turistas a varios millones en poco tiempo, y eso es algo que hay que contemplar cuando se planifica la seguridad", argumenta Salom, que explica que la idea es que esos refuerzos, en vez de estar dos meses, permanezcan cuatro.

Coincidían en esa percepción los hoteleros, representados por su presidenta Inma Benito y por el consejero delegado de Iberostar, Aurelio Vázquez. Y también se alineaban con la tesis en el Govern balear, aunque con un matiz: Biel Barceló reclama al Gobierno que ese refuerzo prolongado no sea solo para la seguridad de la Familia Real y para la vigilancia de puertos y aeropuertos. "Deben tener en cuenta las necesidades de los ayuntamientos turísticos, pero también a los de interior", argumenta Barceló, que trasladó a Zoido la necesidad de que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, acabe con las restricciones que impiden a los ayuntamientos contratar policías extra en verano.

La amenaza yihadista

Al final el objetivo es reducir la delincuencia en unas islas en las que uno de cada 2.000 turistas son víctima de delitos. Y ese es el foco de la reclamación de ayer: la delincuencia ordinaria. Aunque el refuerzo que se reclama también busca ser disuasorio para la pesadilla más temida: el terrorismo yihadista. Obliga a pensar en ello la realidad cambiante de una amenaza que cada vez golpea en más destinos y despliega estrategias para sembrar el pánico cada vez más diversas.

En Túnez, los terroristas atacaron hoteles y playas desde lanchas. En Turquía y Egipto, golpearon en puertos, plazas, mercados, estadios y aeropuertos. En Berlín y Marsella atentaron con camiones contra ferias y paseos marítimos. Y en medio mundo despliegan hombres bomba y pequeños comandos con armas automáticas. Pese a ello, políticos y hoteleros coincidían ayer en descartar que haya indicios para sentirse más amenazados que en otras ocasiones. "Somo un destino refugio por la seguridad y lo vamos a seguir siendo", decía Salom, que aseguraba que el ministro se mostró receptivo en todas las reivindicaciones y "en breve se reunirá en breve con sus equipos para buscar soluciones" a la falta de policía en el verano de unas Balears que estarán más llenas que nunca.