La temporada se alarga, la amenaza terrorista mundial crece y el despliegue policial en Mallorca se mantiene. Esa es la ecuación disfuncional que hoy mismo le han planteado en Fitur al ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, los dirigentes del Govern balear, la Delegación de Gobierno en las islas y patronales empresariales como la Federación Hotelera de Mallorca.

El mensaje de todos es el mismo: el verano balear hace tiempo que no dura dos meses, con lo que es preciso que el Gobierno central adapte su dispositivo de refuerzo de seguridad a una campaña de máxima presión turística que empieza en mayo y concluye casi en noviembre.

Confirmaba la reclamación la delegada de Gobierno en Balears, Maria Salom, minutos antes de entrar a una reunión con Zoido en el stand de Balears en Fitur. "Pasamos de un millón de turistas a varios millones en poco tiempo, y eso es algo que hay que contemplar cuando se planifica la seguridad", argumenta Salom. Le dan la razón en el Govern balear, representado hoy en la feria de turismo más importante del mundo iberoamericano por el vicepresident y conseller de Turismo, Biel Barceló, partidario de reforzar sobre todo en las zonas con más presión delictiva (y turística, que los delincuentes sí se adaptan al flujo de turistas).

En el último verano, el Gobierno central envió un total de 300 agentes de refuerzo, que se desplegaron sobre todo en zonas como Platja de Palma, Calviá, Manacor y Eivissa vila. Pero la presencia extra de policías nacionales se concentró en los meses de julio y agosto, cuando en 2016 la presión turística fue similar en los meses de junio, septiembre y octubre. Y las estadísticas oficiales alertan de que uno de cada 2.000 turistas sufre un delito.

Ese es el foco: la delincuencia ordinaria. Aunque el refuerzo que se reclama también busca ser disuasorio para la amenaza más temida: el terrorismo yihadista. Obliga a pensar en ello la realidad cambiante de un terrorismo que cada vez golpea en más destinos y despliega estrategias para sembrar el pánico cada vez más diversas: en Túnez atacaron hoteles y playas desde lanchas; en Turquía golpean en puertos, plazas y aeropuerto; en Berlín y Marsella atentan con camiones, y en medio mundo despliegan hombres bomba y pequeños comandos con armas automáticas. "No se trata de que haya alarma, ni mucho menos, solo de estar preparados para todo", aclaran en fuentes del Govern balear, que insisten en recalcar que las islas han demostrado hasta ahora ser el destino más seguro del Mediterráneo, como confirma por cierto el alza brutal de reservas en unas Balears convertidas en destino refugio.