Está claro que no hay debate más enconado en el mundo turístico: apenas unas horas después de que se supiese que la reforma del alquiler turístico en Balears tenía de uñas a prácticamente todos los agentes de la sociedad de las islas, la ofensiva contra el crecimiento del alquiler turístico en zonas residenciales ganaba virulencia en la cumbre previa a Fitur, en la que hoteles mallorquines y primeras espadas del sector en otras regiones arremetían con dureza contra la inacción hasta ahora del Gobierno central. El más duro era quizá Joan Gaspar, expresidente del Fútbol Club Barcelona y hotelero catalán ya sin intereses en Balears, que, tras hablar con la secretaria de Estado de Turismo y los principales hoteleros mallorquines, atacaba sin contemplaciones un alquiler vacacional que considera "inaceptable". "La ilegalidad no se puede aceptar. Se lo hemos dicho a la secretaria de Estado y se lo dijimos al ministro: no puede ser que unos invirtamos, paguemos impuestos, contratemos trabajadores y seamos tontos, mientras otros van de listos y se llenan los bolsillos con el alquiler, diciendo que son economía colaborativa, cuando lo que son es economía sumergida", alanceaba Gaspar, también presidente de la mesa de turismo de la patronal CEOE.

De opinión casi idéntica era Juan Molas, presidente de la Asociación de Cadenas Hoteleras Españolas, otro de los que reclamó a Matilde Asián contundencia con el alquiler, expresada en forma de "más controles fiscales para esta forma de competencia desleal". La ofensiva contra el alquiler vacacional ilegal se intensifica.