Ha muerto Paco Wilhelmi. Francisco Javier Wilhelmi Lizaur, expresidente de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de les Illes Balears, magistrado muy apreciado entre sus compañeros y en el mundo jurídico, ha fallecido en Palma a los 71 años de edad. Tenía pareja, hijos y nietos.

Wilhelmi había colgado la toga hace poco más de un año. Juez laboralista de los de toda la vida, había llegado a la Sala de lo Social a principios de los 90, con Miguel Suau al frente, accediendo a la presidencia en 2004, cargo que desempeñó hasta el verano de 2015, en el que pasó el testigo a su compañero Antoni Oliver. Ambos, de personalidades muy diferentes y complementarias, habían formado esta sala ‘coja’ la última década, completada con magistrados de la Sala Civil y Penal para alcanzar los tres miembros preceptivos de todo tribunal.

Granadino de nacimiento, pasó sus primeros años en Cádiz, una ciudad de la que se confesaba enamorado. Su formación jurídica la cursó en Barcelona y de ahí, tras pasar por un primer destino judicial en la Seu d’Urgell, llegó a Mallorca, en 1978. Aquí aterrizó en la entonces magistratura de Trabajo, jurisdicción luego reconvertida que ya no abandonó durante toda su etapa profesional.

Un juez con sentido común

De padre juez, de procedencia alemana, y familia numerosa, Francisco Wilhelmi era un juez más valorado por su sentido común a la hora de abordar los conflictos laborales que por su prosa jurídica. Su amplia experiencia le permitía captar el problema y su solución en un solo compás. Suya es como ponente una sentencia de la Sala, después confirmada por el Tribunal Supremo, que aminoró los efectos negativos de la última reforma laboral del PP sobre la vigencia de los convenios colectivos caducados. Esto no puede ser, dijo, y no fue, y sentó jurisprudencia a nivel nacional.

El pasado verano, a propuesta del Col·legi Oficial de Graduats Socials de les Illes Balears y con el apoyo de la Sala de Gobierno del TSJIB, el Ministerio de Justicia le había otorgado su máxima distinción, la Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort. La misma entidad le había concedido un año antes el premio Erga Omnes, por su dilatada trayectoria en la jurisdicción social y como profesor de la Escuela Universitaria de Relaciones Laborales.

Paco Wilhelmi, aunque poco dado a verbalizar sus sentimientos, era un hombre muy afable, que huía de la confrontación y era muy apreciado entre funcionarios y compañeros de toga. Los viajes y la gastronomía, siempre unidos en sus relatos en los pasillos del Palacio de Justicia, le apasionaban. Illetes le echará de menos. Era asiduo a su club y su playa, siempre bromista, sobre todo con los más pequeños, y a punto para echarse al mar a nadar cuando asomaba el buen tiempo. Amante del buen vivir. Ha muerto rodeado de su familia y amigos más cercanos. Su funeral será hoy lunes a las 19,45 horas en la Iglesia de Sant Miquel de Palma.