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Economía

El ahorro balear en los bancos llega a su máximo histórico: 23.888 millones

El frenazo en la inversión de las empresas, los mayores ingresos en una temporada turística récord y los cambios en el consumo familiar disparan los depósitos - Las reservas de los isleños han aumentado en más de 4.000 millones en un lustro

El ahorro aumenta mientras se reduce la deuda con la banca. Efe

El ahorro de las familias, de Balears ha alcanzado durante este verano la cifra más alta de su historia, al contar en las entidades financieras con depósitos valorados en 23.888 millones de euros, según los datos facilitados por el Banco de España.

El valor de las reservas económicas de los isleños no tiene precedentes. El récord anterior data del verano de 2014, cuando se alcanzaron los 22.060 millones de euros, y la cifra actual de depósitos queda muy por encima de los 18.132 millones de euros de 2007, antes de iniciarse la crisis y cuando, aunque los ingresos eran importantes, el consumo y el gasto estaban al orden del día.

Las causas de este fuerte aumento del ahorro se encuentran en parte en un cambio de hábitos de los hogares de las islas. Porque aunque el gasto en alimentación se mantiene en niveles similares o incluso superiores a los previos a la crisis (hay que tener en cuenta que la población del archipiélago no ha dejado de crecer), el de ocio y viajes se ha visto recortado de forma sustancial, según apunta el director de la Fundación Impulsa, Antoni Riera.

Las familias de Balears, al menos aquellas cuyos salarios se lo permiten, están apostando por incrementar en lo posible sus reservas económicas ante las incertidumbres que se abren de cara al futuro, tanto en lo relativo a la inestabilidad y la precariedad del nuevo empleo como en relación a las dudas que se abren sobre las pensiones.

En palabras de los representantes del sector comercial del archipiélago, si antes de la crisis el consumo por impulso (caprichos) estaba a la orden del día, en estos momentos prima el de reposición, es decir, se compra para sustituir algo que se ha roto o se ha quedado viejo.

Pero una de las principales causas de este crecimiento de los depósitos en las entidades financieras tiene un origen que dista de ser positivo: las empresas han echado el freno de mano en sus inversiones.

Factores como el Brexit, la inestabilidad política que se ha vivido en España o la victoria en Estados Unidos de Donald Trump, junto a aspectos como las políticas desarrolladas por el nuevo Govern de Francina Armengol (como la supresión de la posibilidad de ampliar alturas y plazas hoteleras con algunos incrementos de categoría), han elevado las incertidumbres y han reducido la confianza de los empresarios.

Además, Riera señala un problema que se detecta en la economía isleña: pese a los buenos resultados de la temporada turística, la productividad no mejora, lo que supone un lastre para la obtención de beneficios. Es decir, para generar riqueza, en Balears es necesaria muchísima mano de obra.

Al respecto, Riera recuerda que la renta equivale a las remuneraciones y a los beneficios de las empresas, y son las primeras las que más se están incrementando. El motivo no está en el crecimiento salarial, que no existe, sino en el aumento en el número de remuneraciones, es decir, de trabajadores

Estas ineficiencias empresariales, según explica Antoni Riera, hacen que en muchos casos las rentabilidades que la inversión debe de generar no sean lo suficientemente atractivas, lo que la retrae. Al no invertir, hay menos gasto y más ahorro.

¿Cómo han evolucionado estas reservas? Durante el verano de 2014 eran de 22.060 millones de euros, y este año se han situado en los 23.888 millones.

Pero su evolución perfila un retrato de la crisis: los ahorros de Balears partieron desde los 18.132 millones de euros y crecieron hasta los 21.138 millones de 2010, momento en que comenzaron a descender fruto del impacto de la crisis en las empresas y de la destrucción del empleo en las familias. En solo 12 meses desaparecieron más de 2.000 millones de euros de esas reservas económicas. Pero a partir de 2012 vuelve a apreciarse un crecimiento de los depósitos en los bancos.

Hay que tener en cuenta que desde el sector financiero se estima que estas cifras suponen en torno al 70% del ahorro balear, ya que el 30% restante se encuentra en fondos de inversión o planes de pensiones, que no aparecen como depósitos bancarios. En cualquier caso, y pese a la baja rentabilidad que actualmente ofrecen las entidades financieras, esas tasas no están registrando variaciones apreciables debido a la desconfianza que aun existe en torno a los productos financieros vinculados a la Bolsa.

Vista la debilidad de la rentabilidad, los ahorradores han apostado por la liquidez, es decir, por los productos que permiten disponer del capital en cualquier momento y sin penalizaciones.

Destino del ahorro

Durante el verano de 2014 el ahorro balear alcanzó los citados 22.060 millones de euros, de los que 649 millones eran de las Administraciones públicas y 21.411 millones de familias y empresas. Este año, de los 23.888 millones ahorrados, 1.259 están en manos del sector público y 22.630 corresponden al privado, lo que refleja crecimientos en ambas partes.

Pero resulta muy apreciable el cambio de estrategia aplicado por familias y empresas. Durante el tercer trimestre de 2014, más de la mitad de las reservas del sector privado, en concreto 11.031 millones de euros, se encontraban en depósitos a plazo fijo, en principio más rentables pero que obligan a mantenerlos inmovilizados en el banco durante un tiempo. Pero la caída en la citada rentabilidad explica que este año está cifra haya bajado hasta los 6.803 millones.

Por contra, los depósitos en cuentas a la vista y de ahorro, que en el verano de 2014 ascendían a 10.381 millones de euros, este año suponen ya 15.826 millones. La rentabilidad que se consigue con estos productos es nula, pero al menos permiten disponer del dinero en cualquier momento, y la diferencia que existe con los tipos de interés del plazo fijo es ya insignificante.

Las entidades financieras ofrecen otras modalidades de ahorro alegando mayores rentabilidades, pero el hecho de conllevar algo más de riesgo y las malas experiencias de etapas anteriores (con una Bolsa afectada por una extraordinaria volatilidad) hacen que la desconfianza que generan entre muchas personas sea todavía muy importante, según apunta Antoni Riera.

Descenso de la deuda

Frente al crecimiento del ahorro balear, la reducción de sus niveles de endeudamiento es también muy apreciable.

Durante el verano pasado, los isleños debían a la banca 31.835 millones de euros. El valor del crédito vivo era en 2009 de 46.661 millones de euros, año en que alcanzó su punto más alto, lo que supone que en ese plazo ha desaparecido un tercio de la deuda del archipiélago. Hay que retroceder hasta principios de 2006 para encontrar niveles como los actuales.

Esta evolución implica que tanto hogares como empresas han hecho un enorme esfuerzo para intentar reducir su endeudamiento, pero también muestra el frenazo que se aplicó en la concesión de nuevo crédito, especialmente hipotecario, por parte de las entidades financieras desde que se inició la etapa de crisis.

Si mantenemos la comparación entre la situación del pasado verano y la del tercer trimestre de 2014, cuando el crédito vivo ascendió a 34.421 millones de euros, el resultado es que la deuda de las Administraciones públicas con la banca ha descendido en esos 24 meses desde los 3.194 millones a los 2.279 millones de euros. En el caso de hogares y empresas, el valor de ese crédito ha bajado en dos años desde los 31.227 a los 29.555 millones de euros.

Estos cambios han tenido su correspondiente reflejo en la situación de las propias entidades financieras, con recortes de personal y oficinas a lo largo de los últimos años, un proceso que sigue sin completarse.

De este modo, Balears contaba a mediados de 2008 con 1.224 oficinas de bancos y cajas de ahorros, según los datos del Banco de España. En junio del presente año este número se había reducido ya hasta las 874, lo que refleja la dureza del ajuste realizado por lo que a estas instalaciones se refiere.

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