El antiguo canciller de la Diócesesis de Mallorca, Josep Adrover, ha negado esta mañana que la intención del Obispado al inscribir la propiedad del convento de Las Jerónimas, en Palma, haya sido la de especular con el inmueble y obtener una ganancia económica. El religioso ha declarado como testigo en el juicio que se celebra esta mañana en el juzgado de Palma en el que enfrenta la congregación de religiosas contra el Obispado de Mallorca. Las monjas acusan al Obispado de inscribir a su nombre el monasterio, pese a que correspondía la propiedad a la congregación religiosa. Las monjas abandonaron el convento hace tres años por la avanzada edad de las religiosas.

El canciller dijo que siempre se tuvo muy claro que el Obispado era el propietario de este convento y se basaba en un documento de 1985, que era un inventario, que demostraba dicha propiedad. Explicó que la priora de las monjas exigió en tres ocasiones un certificado que señalara que la congregación religiosa era la propietaria del convento. Explicó que se negó a tal certificación porque no le constaba dicha propiedad. Explicó que la monja le anunció que el conflicto se vería en los tribunales y que además exigió su cese al obispo.

La abogada de las religiosas ha rechazado la declaración del obispo Salinas, quien finalmente no tendrá que explicar su intervención en este conflicto.