Tras el temporal llegó la calma, o casi. Las zonas más castigadas por las inundaciones del lunes -en especial Campos y Porreres, que quedaron incomunicados- habían recuperado prácticamente su pulso normal. Casi todas las carreteras que fueron cerradas por el agua se fueron reabriendo durante la noche del lunes y la madrugada de ayer y, aunque los bomberos seguían trabajando a destajo, en la mayoría de los casos se trataba de servicios que no habían podido ser cubiertos el día anterior.

La zona de la Tramuntana estaba ayer en alerta naranja por fuertes vientos, aunque finalmente sus efectos no fueron tan graves como inicialmente se podía temer. Los Bombers de Mallorca tuvieron que intervenir hasta la tarde de ayer en siete servicios, la mayoria por desplome de árboles en Sóller, sa Calobra, Escorca y es Capdellà.

Los parques de bomberos se habían reforzado ayer, y sus efectivos tuvieron que intervenir en unos cuarenta incidentes, la mayoría por inundaciones de viviendas, desplomes de árboles y caída de obstáculos en las calles. Los efectos, en cualquier caso, fueron mucho menores que los registrados el día anterior, y en muchos casos se trató de problemas que no habían podido ser solventados el lunes.

Extensas zonas agrícolas de la isla seguían anegadas, en especial los alrededores de sa Casa Blanca y Sant Jordi.