Ayer no fue un día de trasiego para varios miles de escolares de Mallorca que disfrutaron de un día extra de vacaciones anticipadas a la Navidad gracias al temporal que azotó la isla en la jornada de ayer.

En cumplimiento de la orden dictada por la Conselleria de Educació, los colegios de once municipios de la Serra de Tramuntana no impartieron clase en previsión de los fenómenos meteorológicos adversos. Las previsiones se cumplieron porque llovió en abundancia y los niños se quedaron en casa.

En un principio la suspensión de las clases creó cierto malestar entre los padres, que deprisa y corriendo tuvieron que modificar sus planes cotidianos para buscarse una alternativa para cuidar a los niños que se quedaron sin clases. Algunos padres se resignaron ante la situación y otros criticaron la medida de "exagerada".

El remedio de muchos fueron los abuelos, que ayer se hicieron cargo de muchos escolares. El mal tiempo les impidió salir a jugar al parque, por lo que la gran mayoría se tuvo que conformar a quedarse en casa, hacer tareas, leer un libro o mirar la tele. No fue el caso de Lluc Pomares, un escolar de nueve años que se quedó con su abuelo, José Pomares. Aprovecharon el día para elaborar unos tradicionales ´cocarrois´ para tener el niño entretenido. Además de mirar la tele, el joven estudiante aprovechó para echar el último repaso a los libros junto a su abuelo.

Otros escolares se quedaron en casa junto a su padre o su madre, que pudieron combinárselo para quedarse junto a ellos en un día en el que nadie contaba que se quedarían sin clases. Así, los hermanos Damià, Joan y Sara se quedaron junto a su madre en casa y aprovecharon el día para jugar en la sala de estar. Los trenes de juguetes y otros artilugios fueron el entretenimiento preferido de los niños que pasaron el día ajenos a la intensa lluvia que caía tras las ventanas de la estancia.

Como que el mal tiempo fue en aumento a lo largo del día, los padres se mostraron más comprensivos con la decisión que el lunes tomó el Govern de cerrar los colegios. "Hay ser prevenidos que no lamentar una desgracia", afirmaba Xisca, una madre trabajadora que dejó su hijo a cargo de los abuelos. Del mismo modo Aina entendió la decisión a pesar del trasiego que comportó que sus hijos se quedaran un día sin colegio.

Avanzando trabajo

Los centros escolares funcionaron al ralentí durante la jornada de ayer. En el centro Sant Vicenç de Paül de Sóller acudió la mayoría de docentes excepto los que venían de fuera del valle.

Jaume Alcover, director del centro, explicó que los maestros aprovecharon el día para realizar trabajos administrativos y cerrar la evaluación. Otros docentes avanzaron tareas que tenían pendientes, por lo que para ellos la jornada fue productiva.

De los más de 300 alumnos que tiene en matrícula este colegio, algo más de una docena acudió. El día lo dedicaron a jugar y mirar algunas películas y, en definitiva, a pasar el rato con los docentes que estaban a su cargo. Todo un día de tranquilidad en una jornada intempestiva en un colegio de la Serra de Tramuntana.