Aunque a nivel nacional Proyecto Hombre ha detectado un aumento de solicitudes de ayuda por problemas con el alcohol, en Projecte Home Balears no se está dando esta circunstancia: Las personas que acceden a los programas de ayuda lo hacen para superar varias adicciones. “El alcohol combina muy bien con la cocaína y el cannabis”, resume muy bien la situación Carmen Jiménez, directora de los programas para alcohólicos.

Tomeu Català, presidente de esta institución que ofrece una ayuda integral para que las personas puedan salir del pozo en el que les ha metido sus adicciones, recuerda que Projecte Home nació hace treinta años a raíz de una iniciativa promovida por el entonces conseller de Salud Gabriel Oliver Capó y el obispo Teodor Úbeda.

“En esos tiempos el consumo de heroína estaba provocando una fuerte alarma social por la inseguridad, robos y pequeños delitos protagonizados por los consumidores”, pone en antecedentes Català, que admite que “aprendieron del modelo de las comunidades terapéuticas de Italia para responder al problema de los heroinómanos”.

Desde aquel primer programa de asistencia se ha pasado a los 22 que Projecte Home ofrece en la actualidad. Veintidós actuaciones distintas para atajar cualquier tipo de adicción, sola o combinada, de forma residencial o ambulatoria.

Una cartera de servicios que se ha ampliado hasta la creación de Projecte Jove para tratar de forma diferenciada la problemática del consumo de drogas entre los adolescentes a partir de los 14 años hasta que cumplen los 23.

“Lo que debe quedar claro es que en nuestros programas la persona es mucho más importante que el consumo de drogas en sí, que la droga solo es la punta del iceberg de otros asuntos más graves, un elemento que oculta problemáticas sociales de mayor calado”, recalca Català.

El presidente de la institución pone como ejemplo el programa horabaixa dirigido a personas que, pese a consumir de forma habitual cocaína y alcohol, continúan llevando una vida en apariencia normal: Siguen trabajando y mantienen su estructura familiar. Son asistidos de manera ambulatoria en dos sesiones vespertinas cada semana.

Libres de drogas

Carmen Jiménez apunta que cada candidato a entrar en cualquiera de sus programas ha de someterse a dos o tres exhaustivas entrevistas personales para poder dirigirle a la terapia más adecuada para resolver su problema.

Y Català se ufana de que Projecte Home cuente con Casa Oberta, un programa único en el mundo que está pensado para personas libres del consumo de droga pero enganchados a otras sustancias como la metadona o las benzodiacepinas (sedantes, ansiolíticos) y en el que los trastornos psíquicos se presentan con mayor asiduidad.

“El objetivo de todos los programas es que las personas dejen su adicción”, recalca el presidente aunque, apunta Jiménez, “en nuestros centros de día los usuarios pueden haber consumido la noche anterior antes de acudir a nuestra terapia”.

La mayoría de los usuarios tratados en Projecte Home son politoxicómanos, reitera Català que, no obstante, admite que desde hace cuatro o cinco años, coincidiendo con el cierre de La Sapiència de Son Ribes, los alcohólicos de esta comunidad quedaron un tanto huérfanos. Y el hueco dejado por esta fundación fue ocupado por Projecte Home toda vez que, aseguran hoy estos dos responsables, Alcohólicos Anónimos ofrece tratamientos muy diferentes a los de ellos.

De esta necesidad surgió el programa Ítaca para tratar las adicciones en las que el alcohol fuera la principal sustancia psicoactiva con dos variantes: Una comunidad terapéutica residencial abierta las 24 horas del día y otra ambulatoria en la que, dos tardes por semana, se tratan los problemas con el alcohol de personas que son conscientes de su adicción y que cuentan con apoyo familiar.

El perfil del usuario del programa Ítaca residencial es el de una persona de edad avanzada -hasta 70 años, con una media de edad que oscila entre los 40 y los 60 y en la que los más jóvenes no bajan de los 30 años-, en un 50% de los casos mujer -el porcentaje femenino más elevado de todas las adicciones tratadas- y casi todos de nacionalidad española o, a lo sumo, extranjeros con muchos años de residencia en las islas. “Y sin delitos penales, como mucho infracciones de tráfico con retirada de carnet”, añade Carmen Jiménez.

El programa con más demanda, el ambulatorio Horabaixa, congrega habitualmente a más de 120 usuarios con problemas con la cocaína y el alcohol y de todas las profesiones imaginables: Policías, empresarios, estudiantes, profesionales liberales, comerciales o periodistas, por citar solo algunas.

Dentro de los programas dirigidos a los consumidores jóvenes está Just A Temps (JAT) en el que el patrón del consumo de alcohol por atracón (botellón) está muy presente, aunque no de manera exclusiva sino combinado con cannabis, drogas de diseño y tabaco. “Se trata de jóvenes de entre 14 y 15 años que no vienen por propia voluntad, sino traídos por sus familias a las que también formamos sobre cómo tratar a sus hijos, en muchas ocasiones muy problemáticos. Y si el consumo de alcohol u otras sustancias se lleva realizando desde hace más tiempo, tenemos otro programa ambulatorio diario”, explican los responsables.

También hay un programa residencial para menores más problemáticos con medidas judiciales que, en lugar de estar recluidos en es Pinaret, viven en las instalaciones de Projecte Home en el Polígon de Son Morro hasta que sus progresos son recompensados con pequeñas salidas de ocio que van introduciendo a estos menores, poco a poco, en la senda de una vida normalizada.

En 2015, Projecte Home atendió cada día en Balears a cerca de 500 personas con problemas de adicciones, tanto de forma ambulatoria como residencial. Este volumen de trabajo, mantenido durante tres décadas, no impide que Tomeu Català asegure que “me sigue enterneciendo que personas totalmente destruidas física, psíquica y socialmente sean todavía capaces de venir y pedir ayuda para rehacer su vida”.